Redefinirnos en pos del bienestar psicológico y personal

Redefinirnos en pos del bienestar psicológico y personal

26 enero, 2022 Noticias 0

Siempre que comienza un nuevo año, el alcance de nuestra mirada nos lleva hacia un renovado horizonte y asoma la determinación para sostener un nuevo camino. Para nosotros, los seres humanos, no es un simple “dar vuelta a la página del calendario”, poseemos una tendencia a asociar la llegada del nuevo año con la oportunidad de intentar nuevamente.

Realizar un análisis de los objetivos cumplidos, los pendientes, los nuevos proyectos, algo así como un balance personal anual, es una práctica que les funciona a muchos. A otros, sin embargo, puede no resultarles tanto, ya sea porque son menos disciplinados para seguir rutinas, son distraídos y en consecuencia se les olvidan las tareas, o simplemente no les interesa hacer planes porque prefieren la espontaneidad, vivir lo que les depare la vida. Cualquiera sea el caso, lo que sí merece nuestra atención y vale la pena, es empezar el año con buenas vibras y energía positiva (esto es válido para cada etapa de la vida, para cada propósito, y el mío en particular con esta reflexión), para que el nuevo año sea mucho mejor que el que terminó. Sin pretender caer en generalidades, creo que todos deseamos eso.

Lo importante es ser capaz de iniciar una transformación positiva en pos de nuestro bienestar psicológico y personal, pero para ello es ineludible considerar varios puntos. El primero de todos, es que la práctica de hacer el balance del año no sólo es positiva, sino necesaria y saludable, aunque sólo si la misma se realiza desde el prisma de la sinceridad, la realidad, atendiendo a los aspectos tanto positivos como negativos, principalmente sus causas. Si tenías ciertas metas que no lograste cumplir el pasado año, pregúntate ¿qué te impidió alcanzarlas? ¿Factores internos o externos, propios o ajenos? ¿Te faltó perseverancia, motivación o dedicaste tiempo y energías a tareas que te alejaban de tus proyectos? Es fundamental que realices este análisis, porque sólo así podrás avanzar.

Las emociones es otro de los tópicos a tener en cuenta en nuestra reflexión. Ordenarlas, o más bien equilibrarlas es crucial, principalmente los sentimientos negativos como la frustración, ya que, en caso de no lograr determinado objetivo, es totalmente normal que se manifiesten este tipo de sentimientos. Carece de valor en lo absoluto quejarse o sentarse a llorar sobre la leche derramada (dicho de la abuela). En cambio, sí es meritorio tener presente que siempre se puede reorganizar aquello que se desea alcanzar. Re-definir es posible. Asume la responsabilidad de que no lograras una u otra meta y concentra tu atención en lo que puedes hacer en los próximos meses para alcanzarla.     

Es recomendable empezar por aprender de nuestros errores, que inexactamente suelen verse como algo “negativo”, carentes de practicidad. En este nuevo año te hacemos la invitación a que comiences a ver tus desaciertos personales como pistas para avanzar por el camino correcto, a percibirlos como algo superable, como casi todo lo humano. No pasa nada porque te equivoques, los fallos tienen un lado positivo inmenso, el aprendizaje que deriva de las mismas consecuencias de dichos errores.

No existe una fórmula maestra para obtener todo aquello que nos proponemos en la vida, pero definitivamente existen algunas tareas que debemos poner en práctica:

Cuestionarte qué cosas te impidieron progresar, alcanzar tus objetivos, dar lo mejor de ti. Qué muros invisibles (mentales, propios, sociales) supusieron obstáculos para el éxito y descubrir lo que dio pie a las barreras que puedes sentir en el presente. Son tan peligrosas las barreras internas como: la falta de confianza en sí mismo o una inadecuada autoestima; como las externas, rodearnos de personas negativas que sólo vienen a reforzar nuestras propias inseguridades.  

Determinar todas las metas que queremos lograr, ya sean a un corto, mediano o más largo plazo. Es imposible conseguir algo que no se tiene claro. Un dicho popular reza que “si no sabes a dónde vas, ningún camino te llevará hasta allí”.

Establecer un orden de prioridades e ir de menos a más. Es sustancial que lo hagas así, ya que si te propones inicialmente metas complicadas, como por ejemplo: hablar con fluidez un idioma extranjero con un curso en línea de 6 meses o perder una cierta cantidad de peso, pongamos que 10 kilos en un mes, es alto probable que “tires la toalla” a los pocos días. Despacito, como el título de la canción de Luis Fonsi, para evitar los sentimientos de frustración y fracaso mencionados anteriormente. Mejor empezar a trabajar por las metas más sencillas e ir escalando de a poco, hasta lograr los macro-propósitos. En este punto es importante ser conscientes de nuestras propias capacidades y recursos personales para conseguir aquello que nos proponemos, siendo realistas lograremos más cosas, aunque siempre podemos atrevernos y retarnos a nosotros mismos, porque necesitamos superarnos y averiguar hasta dónde podemos llegar.  

Evaluar los costos de energía a cuenta de tu sistema de gestión personal, o lo que es igual, definir a qué le dedicaste demasiado tiempo y empeño el año pasado, y si valió la pena.

Y movilizar nuestro comportamiento en función de hacer realidad nuestros sueños porque nada cae del cielo. Si sólo nos limitamos a esperar que algo pase, entonces nada pasará. Por brillante que sea una idea, esta no se concretará si no trabajamos por conseguirla. Determinar las metas y objetivos a lograr en este año, implica fijar el camino a seguir, estructurar un plan de acción que nos llevará a su consecución. El cómo vas a alcanzarlo. No es suficiente pensar, por ejemplo: “quiero diplomarme en –x- especialidad”, sino que debes pensar “voy a diplomarme en –x- especialidad porque voy a asistir a clases diariamente, voy a estudiar mínimo 3 horas cada día, etc.”

Para ello es fundamental que consideres los mejores y peores escenarios en los que puede desarrollarse tu plan de acción, qué tanto esfuerzo, conocimientos, tiempo y recursos (personales, psicológicos, económicos) requiere de tu parte y qué debes hacer para que finalmente tus propósitos se materialicen. Es primordial ser flexible y tener presente que hacer todo a la perfección no es posible, que las cosas pueden no salir como uno espera, claro que toda acción humana es susceptible de perfeccionarse, pero pensar lo anterior, ineludiblemente nos conducirá a sentir que fracasamos cuando no sea así. Permitirse equivocarse y no desanimarse por ello es muy necesario y saludable, tener siempre presente que somos seres humanos y como tal cometemos errores (como ya habíamos expuesto), la cuestión está en cómo asumimos los mismos, si nos dejamos abatir y “colgamos los guantes” o aprendemos de la caída.

“Quién aprende de las caídas no se ha equivocado”.

Tu actitud es el mejor traje que vestirás siempre, si crees que no lograrás algo, ya habrás perdido antes de empezar y realmente no lo conseguirás. Aprópiate de una actitud positiva (parece frase cliché, pero no lo es). Es importante que comiences esta nueva etapa con mucho optimismo y energía positiva, que puedas extender a todos tus propósitos para el año. Si nos enfocamos en lo que queremos lograr y mantenemos la confianza en nosotros mismos, de seguro obtendremos buenos resultados. En este punto me permito referirme al humor, que en mi opinión es clave para mantener comportamientos y actitudes cargaditos de energía vital positiva. Mantener un buen estado anímico es una fortaleza personal muy útil porque nos ayuda a que seamos más resilientes (capacidad de los seres humanos para adaptarse a situaciones difíciles) cuando las circunstancias no sean del todo favorables o surjan obstáculos en el camino de alcanzar nuestras metas.

Además, es esencial no olvidar que somos seres sociales. La familia, los amigos, la pareja, en resumen, las personas cercanas a nosotros y que conforman nuestra Zona de Desarrollo Próximo (ZDP) (categoría psicológica tomada del enfoque histórico cultural que define la distancia entre el nivel de desarrollo real  del sujeto determinado por la capacidad de resolver independientemente un problema, y el nivel de desarrollo potencial, determinado a través de la resolución de un problema bajo la guía o en colaboración con otro más capaz) constituyen otra fortaleza en la consecución exitosa de nuestros objetivos. Aunque lo que hagas debes hacerlo por ti mismo, tener aliados siempre es importante.

Compartir nuestros proyectos con las personas que nos quieren es proporcionarnos de un (o varios) coach motivacional, pues cuando perdamos la fe en nosotros, sintamos que no podemos lograrlo, o nos desviemos del camino, ellos constituirán una fuente de apoyo, de sostén emocional, serán la “escolta” que nos ayudará a evitar determinadas situaciones o personas que compliquen o nos alejen de conseguir nuestros propósitos. Por no mencionar el hecho de que el que los demás sepan que te has propuesto algo, añadirá un poco de presión que te motivará a ser constante y no cejar en el empeño, porque un pequeño empujón de vez en cuando nunca viene mal ¿no creen?

Como recomendaciones generales te propongo las siguientes, no es que debas cumplirlas “al pie de la letra” pero, sin dudas, te permitirán lograr todos tus objetivos, en lo particular me funcionan.

La primera, que sea una prioridad mantener un estado de salud física y psicológica saludables -valga la redundancia-, ello te permitirá avanzar y alcanzar tus objetivos sin interrupciones.

Si quieres conocer cómo lograr mantener una adecuada salud física y psicológica, te invito a leer el artículo Salud mental en tiempos de Covid 19.

Comprometerte contigo mismo y trabajar con inteligencia en lo que quieres lograr. Los compromisos que se asumen con terceros pesan, pero los que nos hacemos a nosotros mismos, esos tienen un valor extraordinario. Si así lo haces, aún en las situaciones más adversas sabrás qué hacer, y cómo reunir las fuerzas necesarias para continuar adelante. Recuerda que nadie más puede hacerlo por ti, si tú mismo no tomas la iniciativa y actúas en función de llevar a cabo tus sueños, probablemente estos no se cumplan nunca.

Inténtalo…, no salió,… vuelve a intentarlo, busca otras maneras, diferentes caminos, hasta que lo consigas. Siempre perseverar…, intentarlo siempre.

Aléjate de la gente negativa. El pesimismo y las energías negativas son contagiosos. Es mejor rodearte de personas positivas, que apoyan a los demás, que le aporten a tu vida, a tu desarrollo personal, profesional, espiritual; no al contrario.

Por último, y no por ello menos importante, que sea una constante en nuestras vidas fortalecer las relaciones sociales. Así seremos más felices, sea o no esta una de nuestras metas. Muchos estudios han demostrado que las personas que tienen buenas relaciones con su familia, sus amigos y la comunidad son más felices, tienen menos problemas de salud y viven mejor.  

Que este año siga siendo de crecimiento personal y profesional, de compromiso, responsabilidad y entrega para con nosotros mismos y para con los demás.

Que este sea un maravilloso año nuevo para todos.

Por: Leticia Pastorrecio González, psicóloga de la Dirección de Comunicación Institucional (UC)

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