Frank pone el corazón para el oxígeno necesario

Un laboratorio perteneciente a la Facultad de Ciencias Aplicadas de la Universidad de Camagüey ha sido su casa durante cinco años, incluso desde antes de graduarse como licenciado de la Educación Biología-Química en el 2018.
A priori, podemos pensarlo como un joven docente, dedicado y eficiente en su trabajo. Pero sería injusto, porque a los profesionales, como a los amigos, no se les conoce en primavera, sino en otoño. A Frank Montalván recomiendo mirarlo, primero, de frente a sus valores.
En los últimos meses, la responsabilidad, la solidaridad, el sacrificio y el humanismo han adquirido una connotación mayor: la urgencia por la vida. Debido a esa premura, el joven profesor universitario descansó un poco menos en el mes de agosto.
“La idea surgió a partir del llamado que se hizo en la hermana provincia de Cienfuegos por la necesidad de conectores para administrar oxígeno a los pacientes. En un primer momento contacté con la Dirección Provincial de Salud para realizar la donación de tubos conectores de doble y triple vía que eran originales. Posteriormente, cuando me comentaron que en nuestro Camagüey también existía esa necesidad, me brindé para elaborar estos tubos, pero con material de vidrio de tubos fusibles que tenemos en nuestro laboratorio”
-¿Cómo es el proceso de elaboración de los conectores? ¿Cuánto tiempo requiere?
-Se crean a partir de estos materiales y un mechero Bünsen. Si se emplea eficazmente el tiempo en una hora se pueden realizar alrededor de 20 tubos conectores, pues la demora está en alcanzar la temperatura de fundición entre ambos.
Aproximadamente unos 120 conectores, elaborados de forma artesanal por Frank, han llegado hasta las instituciones hospitalarias de nuestra provincia, entre ellas, el Hospital Amalia Simoni. Alivia pensar que, ahora mismo, dos personas estarán recibiendo el oxígeno que necesitan, a la vez y por cada uno de esos 120 instrumentos, dos más.
Me comenta su agradecimiento a los directivos de la Facultad de Ciencias Aplicadas, gracias al apoyo de estos, casi se materializa un nuevo convenio con vistas a la fabricación de codos de cristal para el acoplamiento de ventiladores pulmonares, coordinado con el departamento de Electromedicina en Camagüey. Otras tareas de impacto en la agricultura también ocupan el tiempo de Frank por estos días.
Debo confesarlo, al leer sus mensajes desde casa, protegida, me juzgué culpable por no haber estudiado química, física o lo necesario, para hacer más.
Entonces escribió:
Me siento alegre porque, además de contribuir a la formación de los profesionales desde mi asignatura de Química Orgánica, puedo contribuir a la lucha contra la Covid…Le pongo corazón y alma a lo que hago.
Una ligera sonrisa me iluminó. Cada uno debe hacer la parte que le corresponde. Mi deber, después de conocer su entrega, era contar la historia, también, con la mano sobre el corazón.
Por Yilenis Pérez Sanabia
Fotos: Tomadas del perfil de Facebook del entrevistado