Poner la singularidad como opción en la gestión turística

Poner la singularidad como opción es una de las premisas de la gestión turística del patrimonio industrial, como parte del patrimonio cultural de las localidades. Cuando a nivel mundial se apuesta por integrar a los visitantes en procesos y productos de esta índole, desde el Centro de Estudios Multidisciplinarios del Turismo (CEMTUR) se trabaja para vincular el enorme potencial de Camagüey en esta rama.
Desde este prestigioso centro de estudios, ubicado en la Universidad de Camagüey, abunda el Dr. C. Gerson Herrera Pupo*, director del CEMTUR.
Existe un interés por comunicar y emplear el patrimonio de forma realista e interesante; también se nota este interés en la gestión del patrimonio en diversas localidades. ¿Cómo se da tratamiento a estas cuestiones desde el CEMTUR?
El CEMTUR, desde hace ya 20 años que tiene de fundado, ha tenido al patrimonio, de manera general, como eje fundamental de actuación. En cuanto al patrimonio cultural en específico, todo aquel asociado a los conjuntos patrimoniales: ya sea desde el punto de vista de ciudades patrimoniales, del patrimonio rural, del industrial, algún tipo de patrimonio arqueológico, asociado a alguna obra de la humanidad, específicamente de la zona nuestra, el CEMTUR siempre ha trabajado en este proceso. De hecho, dentro de nuestras líneas de investigación, está la gestión y dinamización del patrimonio cultural cubano.
En este sentido, se puede aseverar que el CEMTUR da un tratamiento diferenciado y específico al tema de la utilidad del patrimonio cultural como un bien de determinado valor para el uso turístico. Se han desarrollado investigaciones a diversas escalas, todas relacionadas con ese proceso. La ciudad como eje fundamental actual ha sido una de las más estudiadas, acompañándonos siempre en todos los planes de desarrollo de la ciudad, y, sobre todo, en todo lo vinculado con la gestión turística de este tipo de patrimonio. Otros tipos, asociados con la cultura, se han estudiado desde nuestro centro, entre ellos el patrimonio industrial, que desde hace décadas venimos trabajando, en especial, el industrial azucarero.
Estas investigaciones se han hecho de conjunto con la facultad de Construcciones, con investigadores que han desarrollado caracterizaciones patrimoniales de este alto exponente del patrimonio vernáculo cubano, como es el agroindustrial azucarero. Quiero señalar que tiene características únicas, a nivel de país, teniendo en cuenta la etapa en que se desarrolló el proceso de crecimiento de la agroindustria azucarera.
Tenemos exponentes del patrimonio mantenidos durante el tiempo, con un alto valor, y que han sido estudiados en sus diversos modos de imbricación con el sistema turístico de la provincia. Esto ha permitido asociar todos esos procesos de estudio del patrimonio cultural como bien turístico, sin duda alguna, con una influencia muy grande en las localidades. Tenemos estudios con propuestas de nuevos tipos de productos turísticos, de nuevas zonas y ejes de desarrollo, donde se ha ido implementando determinado tipo de actuación.
Desde el 2012, a solicitud del MINTUR, se comenzó a hacer un estudio acerca de las potencialidades del patrimonio industrial azucarero de la zona norte de Camagüey, para dar respuesta a la búsqueda de productos turísticos complementarios al desarrollo turístico de la cayería norte. Esta investigación, liderada por el CEMTUR y con el apoyo de diversas instituciones en la provincia, desarrolló estudios etnográficos, demográficos, de levantamiento de bienes naturales y patrimoniales de la zona, incluyendo los refugios de fauna, las zonas de protección naturales, con todos los elementos relacionados con el patrimonio cultural del territorio y también su folclor. Esta ha sido la base para el progreso de ese territorio teniendo como complemento ese potencial que habíamos identificado. En este momento estamos implementando algunas de estas acciones para el desarrollo del patrimonio cultural con fines turísticos, a través de las ideas específicas que tenemos, ya sea vinculadas con el industrial, o natural, por ponerte ejemplos.
En su caso, ¿qué propuestas existen para, desde el patrimonio industrial -o de otra índole- crear opciones capaces de atraer a los visitantes?
El patrimonio industrial es muy aprovechado a nivel internacional para mostrar su trascendencia y lo que representa para la comunidad donde este se desarrolló. Precisamente, por ser reflejo de los quehaceres y la cotidianeidad de cada una de las comunidades, tiene un nivel de atención significativo para los visitantes. Ha tenido en los últimos años un crecimiento sostenido, pues representa la esencia de distintas poblaciones. En él se reflejan los sistemas, los medios de producción, la historia de las personas y sus localidades, y con ello se asocia al patrimonio.
A nivel nacional hay ejemplos, pero no quizás de la forma en que se utilizan a nivel internacional, donde sí poseen gran impacto. Queda mucho por hacer: se ha trabajado en ese sentido, pero aún tenemos suficiente potencial para aprovechar. Asociado al patrimonio industrial, está el ferroviario, con una fuerte influencia en el mundo, y que aquí tiene gran importancia -toda vez que fue Cuba el primer país de Iberoamérica que tuvo una línea de ferrocarril-, por su historia y su impacto nacional. Otros bienes destacan en el país, como el patrimonio minero, el de la agroindustria tabacalera, la cafetalera o la ganadera, todas asociadas a la tradición del Camagüey, distinguido por su fuerte influencia en el país.
Aquí tenemos mucho que aportar, y es parte de las acciones que intentamos desarrollar. Tenemos muchos bienes que pueden ser considerados como patrimonio industrial, claro, eso lleva todo un proceso. Esto conlleva a crear instrumentos para proteger ese bien patrimonial, de acuerdo con sus características y a partir de ellos, se pueden generar acciones para su manejo. Ese bien amerita ser identificado, caracterizado, catalogado y protegido, para luego entonces ser convertido en un posible atractivo turístico, con todo lo que implica.
Un recurso patrimonial por sí solo no es un atractivo turístico, hay que dotarlo de condiciones para ello, ya sea desde el punto de vista de señalización, de servicios, de apoyo, entre otros elementos. Todo para aportarle a ese bien un grupo de características que puedan ser utilizadas por un grupo de visitantes con determinado control, con determinado respeto. El Museo Ferroviario de la ciudad de Camagüey es una muestra. También, algunos pequeños sitios asociados a la industria, que han ameritado cierto nivel de actuación.
Puedo poner, además, el ejemplo de los puentes que existían en el antiguo ramal del primer ferrocarril que tuvo Camagüey, el Puerto Príncipe-Nuevitas, q transcurría paralelo a la actual Avenida Finlay, con puentes, toma de agua, tanque elevado… Esta es una zona protegida, monumento local. También están bateyes o asentamientos azucareros, que son monumentos nacionales y ya han sido protegidos, porque han recibido categorías de algún tipo, y entonces ya pueden crearse determinadas facilidades para emplearlos con fines turísticos.
Hay otros lugares, que, debido a la falta de acción, están en pérdida o sufren de manejo inadecuado, como es el caso del ingenio El Oriente, monumento nacional y único exponente en Cuba de un batey con trapiche azucarero. Es el más homogéneo que tiene el país, y en este momento está en peligro por problemas en la gestión del conjunto.
En pasada conferencia se manejó el término de patrimonio vivo, ¿qué importancia y qué empleo se hace de este en Camagüey?
Aquí el patrimonio industrial desempeña un rol esencial, a partir de todo lo que tiene que ver con el desarrollo propio de la humanidad. Son elementos que aún están en funcionamiento y que aún mantienen activos los elementos que les dieron origen. Todo ese proceso del que te hablaba anteriormente, de identificación, catalogación y protección, está en función del nivel de utilización actual o futuro que tenga ese bien patrimonial. Es aquel en que aún el visitante puede apreciar funcionando la mayor cantidad de sus partes.
En Camagüey tenemos el patrimonio ferroviario: las líneas del antiguo ferrocarril central -de los más relevantes del país-, están muy cercanas a la estación actual y, por tanto, todavía forman parte de ese conjunto para mover las locomotoras, y así evidencian ese patrimonio vivo. En el industrial azucarero, pasa lo mismo: tenemos algunos centrales que están funcionando y que también son patrimonio vivo porque aún se le pueda dar uso como bien asociado a determinado desarrollo. Estamos hablando de un grupo de centrales antiguos que el visitante puede llegar y ver aún trabajando. Eso, sin duda alguna, es muy singular. Existen otros, como exponentes del patrimonio ganadero, tales como las haciendas, de las cuales Camagüey es un ente distinguido a nivel nacional.
¿Cómo logra el CEMTUR encauzar acciones en este sentido?
Siempre hemos buscado desarrollar acciones en este sentido. En específico, las asociadas con el patrimonio cultural. Hemos desarrollado acciones concretas en la ciudad como la creación de catálogos, análisis y diseño de productos, estudios relacionados con la gestión turística del bien patrimonial, entre otros. Pero encauzar ese proceso ha sido bastante amplio y arduo, por el hecho de buscar formas de desarrollo científico que desde acá sirvan para acompañar a los actores implicados en la gestión de ese patrimonio.
Diversas son las investigaciones en nuestra maestría de Gestión Turística, vinculadas a este tema, con procesos, metodologías, guías, modelos, y estructuras para esa gestión. Desde esto hasta trabajos específicos. Con el patrimonio industrial, los relacionados con la industria azucarera, existe una labor un poco más sostenida.
Hemos trabajado haciendo una catalogación de todo, en específico el proceso del antiguo central Jaronú, actual Brasil, en el norte de Camagüey. En estos momentos estamos en una etapa de capacitación y de gestión, de conjunto con el gobierno municipal de Esmeralda, al cual pertenece, y del Consejo Popular Brasil. Lo hacemos para concretar un proyecto de desarrollo local, especie de gran proyecto que asumiría otros más pequeños, que pueden otorgar capacidades para la gestión turística del batey y su central azucarero. Se ha trabajado también en la mejora de la imagen del batey azucarero, de productos turísticos más detallados, entre otras acciones.
Queda mucho por hacer, dada la necesidad de mayor involucración de las autoridades municipales en este proyecto. Aquí debo acotar que el CEMTUR solo no funciona, pues es un pequeño grupo de investigadores que se rodea de un grupo grande de colaboradores en todas las áreas de la UC, de otras universidades y de otras partes del mundo. Lo que hacemos es aunar esos esfuerzos en determinadas acciones; eso ha pasado con proyectos como este de desarrollo local en Jaronú.
¿Cuáles considera que sean los principales beneficios de acercarse al patrimonio industrial de las localidades desde el turismo?
Hay muchísimos, sobre todo teniendo en cuenta que el patrimonio industrial es la esencia de la vida de las personas. O sea, las personas viven en una localidad, precisamente, a partir de la necesidad que tienen de tener un sustento: trabajan y viven allí. ¿Qué mejor condición pudiera tener esa localidad para aprovechar ese bien que forma parte de su historia local, para ser un posible atractivo y vincularse a lo que se considera actualmente la principal industria de Cuba, que es el turismo?
Es de mucha importancia acercar el patrimonio industrial al turismo, sobre todo porque este es un patrimonio esencial para la comunidad y que refleja la vida local. También vale para aprovechar la oportunidad de esa comunidad para exponer su sentimiento de arraigo hacia ese bien que fue la vida de sus antepasados. Aquí tenemos mucha experiencia de ello y podemos aprovecharla.
En Cuba hay varios museos azucareros en desarrollo. Hay cuatro de ellos muy cercanos a las mayores zonas o destinos turísticos nacionales y tiene una acogida muy positiva, toda vez que los especialistas del lugar son hijos de trabajadores o ex trabajadores del lugar. Esto es muy reconocido por los visitantes, y es de las atracciones más singulares que tiene Cuba en algunas de estas zonas, pues vinculan algunos atractivos. Estamos hablando de ciudades patrimoniales con determinados museos agroindustriales, que unen un ferrocarril con otro, y se convierten en atractivos múltiples, por ejemplo.
* Arquitecto (2001), Profesor Titular (2011), Doctor en Ciencias Técnicas (2009) por el Instituto Superior Politécnico José Antonio Echevarría de la Habana (CUJAE). Es actualmente el Director del Centro de Estudios Multidisciplinarios del Turismo (CEMTUR) de la Universidad de Camagüey “Ignacio Agramonte Loynaz” (UC) en Cuba. Además, es Profesor Titular a tiempo completo del Departamento de Arquitectura de la Facultad de Construcciones de la UC. Investigador colaborador del Centro de Estudios de Conservación y Desarrollo de las Construcciones (CECODEC). Imparte en el pregrado las asignaturas de Diseño Arquitectónico y Urbano de la Disciplina de Diseño Urbano y Arquitectónico. Es miembro del Comité Académico de tres programas de maestrías (Gestión Turística, Conservación del Patrimonio Edificado y de Ingeniería Civil) y del único programa de doctorado en Arquitectura y Urbanismo de Cuba gestionado por la CUJAE. Investiga los temas: Patrimonio, Patrimonio industrial, Turismo y Medio Ambiente. Actualmente es Miembro del Tribunal Nacional permanente de Arquitectura y Urbanismo; Miembro de la Cátedra de Arquitectura Vernácula de la Oficina del Historiador de La Habana, de la Red Fórum – UNESCO, del Grupo Cuba del Comité Internacional para la Conservación y Defensa del Patrimonio Industrial TICCIH y es miembro del Consejo Técnico Asesor de la Delegación del Ministerio del turismo en la provincia de Camagüey. Ostenta la categoría de “Profesional de Alto Nivel” por la Unión Nacional de Arquitectos e Ingenieros de la Construcción de Cuba – UNAICC (2020). Ha obtenido dos Premios Nacionales de la Academia de Ciencias de Cuba (2012 – 2017).
Por: Osleydis Pérez Ferriel
Fotos: Cortesía del entrevistado.