Felicidad para mejorar la calidad de vida

Felicidad para mejorar la calidad de vida

7 marzo, 2022 Noticias 1

Hoy seré dueño de mis emociones.

Si me siento deprimido, cantaré.

Si me siento triste, reiré.

Si me siento enfermo, redoblaré mi trabajo.

Si siento miedo, me lanzaré adelante.

Si me siento inferior, vestiré ropas nuevas.

Si me siento inseguro, levantaré la voz.

Si siento pobreza, pensaré en la riqueza futura.

Si me siento incompetente, recordaré éxitos del pasado.

Si me siento insignificante, recordaré mis metas.

Hoy seré dueño de mis emociones.

Me permito iniciar con un escrito de Og Mandino, considerado como uno de los mayores especialistas del mundo en la escritura de libros de autoayuda (también conocidos como “motivacionales”), que invita al control de las emociones, a partir del comportamiento humano, de construcción de bienestar y felicidad, aspecto que será el eje central de esta reflexión. Pero… ¿qué se entiende por felicidad? ¿De qué depende ser feliz? ¿De tener el trabajo de tus sueños? ¿De tu pareja afectiva? ¿De poseer dinero, riquezas?

Lo primero, es que la felicidad es un estado de ánimo positivo, vinculado con los aspectos subjetivos del ser humano y, por lo tanto, se expresa de maneras muy distintas, de acuerdo con la personalidad y el carácter, es decir, se entiende como propia de cada persona (lo que a uno puede parecerle una situación feliz, para otro puede ser todo lo opuesto), y al ser subjetiva, no es un hecho autopercibido, y puede ser disparada por un raudal de causas, pero en líneas generales, está asociada con la motivación y el bienestar. 

Segundo, en tanto es entendida como una situación subjetiva, la felicidad comienza y depende únicamente de cada quien, no de tu relación, ni de tu trabajo, ni de tu dinero, y sí de ti mismo, comienza contigo.

Traducción: Fig.1: Dónde encontraste eso? Yo la busco desde siempre!                     Fig.2: La hice yo mismo (carga un frasco que dice felicidad).

Por lo general, tendemos a asociar la felicidad con el amor (de pareja), pero esto ni se acerca a la realidad. Sí es cierto que, en tanto seres sociales, las personas le asignamos un valor supremo a la compañía de los otros, y estructuramos nuestro proyecto de vida en relación con el otro, en colectividad. Pero no siempre el amor se estructura como una fuerza positiva, pues existen maneras muy diferentes de amar, no todas positivas, ni felices, ni deseables. A veces el amor, o lo que creemos que es amor, sólo nos proporciona displacer y sufrimiento. Entonces el amor bien puede darnos bienestar y felicidad, o quitárnosla, téngalo a consideración.

Queda claro entonces que la felicidad no se reduce al bienestar afectivo de una persona, sino que va mucho más allá. Ser feliz supone que el sujeto sea capaz de lograr un equilibrio que supere sus contradicciones y sus conflictos, adaptado al medio social en el que se desarrolla, e implica un nivel de reflexión que le permita construir la vida a partir de determinados valores, como: la amistad, libertad, honestidad, solidaridad, respeto y la responsabilidad ante el compromiso _asumido voluntariamente_ de su acción. ¿Deseas ser feliz?, entonces no debes olvidar que la felicidad es el resultado de una conquista primero sobre ti mismo y luego sobre el medio, en el que, indefectiblemente, debes tener en cuenta también a los demás.

Medular es, además, saber que resulta prácticamente quimérico que seamos felices todo el tiempo, con todos, en cualquier escenario o lugar, porque la vida real no es el “paraíso prometido” y cada quien, a lo largo de su vida pasa por situaciones ásperas y dolorosas, conflictos, pérdidas, fracasos, enfermedades; por eso es muy importante la actitud con la que enfrentes las diferentes circunstancias de la vida. Recordemos la famosa frase de Aristóteles: “Porque una golondrina no hace verano, ni un solo día, y así tampoco hace venturoso (makários) y feliz (eudaímonos) un solo día o un poco tiempo”.

La vida es sobre todo un proceso intencional, lo que ajustado al tema que nos ocupa, significa que ser feliz, es decisión y responsabilidad únicamente de cada uno. Como ya había señalado en espacios anteriores de esta sección, tu actitud es el mejor traje que vestirás siempre. Por ejemplo, una persona feliz, se muestra optimista tanto si logra sus propósitos como si no, porque aprende y, en consecuencia, orienta su comportamiento a la búsqueda de soluciones, no se queda estancada en el problema, y es precisamente su actitud positiva lo que beneficia su motivación para ir en busca de nuevos objetivos, emprender distintas tareas y conducirlas al término pretendido.

Nuestro subconsciente alimenta nuestras emociones y estados de ánimo, por ende, debemos educar el comportamiento con disposición positiva, optimista, poseer un adecuado conocimiento de nuestras capacidades y saber que no todo depende de la buena voluntad que tengamos; de esta manera podremos determinar cuál será el foco de nuestra atención por ser un objetivo alcanzable, que nos genere felicidad, y cuál no.

Jorge Bucay, psiquiatra, terapeuta y escritor, define que la felicidad no es un fin, sino una sensación que tenemos, en dirección hacia nuestros objetivos, cuando tenemos una autoestima trabajada, entrenada, cuando sabemos poner límites y cuando sabemos que estamos en la dirección correcta, viviendo el tipo de vida que hemos elegido. Muy de acuerdo con Bucay, pero esto sólo se logra si tenemos un alto grado de autocontrol y conocimiento sobre uno mismo y también si somos capaces de reconocer lo que verdaderamente es importante en la vida, que es diferente para cada quien, aunque en lo particular, considero que existen algunos aspectos que valoramos todos (o casi todos, para no pecar de absolutista), como: la salud, la familia, los amigos, el trabajo.

Una vida plena, dichosa, no es indefectible y completamente irrealizable. Bandler y Grinder, creadores de la técnica llamada Programación Neurolingüística, expresaron que todos los estados y pensamientos tienen una estructura y que, si la podemos modelar, podemos decidir ser felices.

Muchas son las sugerencias para las personas que desean serlo, que pretenden sacar mejor provecho de sus cualidades personales, obtener mayor bienestar y garantizar altos niveles de alegría y felicidad. Entre estas tenemos (recuerda que son sólo algunas):

Desarrollo de la asertividad, que no es sino la capacidad de expresar nuestros pensamientos, sentimientos y deseos sin que emerjan en nosotros dudas sobre su validez o sobre nuestro derecho a tenerlos y expresarlos, que no nos importe decir lo que pensamos y sentimos, de una forma equilibrada y con buenas maneras, claro está.

Ser felices con nosotros mismos, aceptarnos tal cual somos, como seres imperfectos, con virtudes pero también con defectos.

Ejercitar el rapport. Si algo impacta significativamente en nuestro bienestar es la capacidad de establecer una buena relación con las personas que nos rodean, lo que se define como rapport en Psicología _aunque no es un término exclusivo de esta rama de la ciencia_.

Entender nuestra propia felicidad en relación con los otros, _esto es sumo necesario_, que nos importe el otro, escuchar al otro, comprenderlo, intentar “ponernos en sus zapatos”.  

Ayuda a otras personas a ser felices. Como bien lo advirtiera Kant, no es posible pensar en la felicidad de manera egoísta. Contribuir, ayudar y/o hacer felices a otros te llena en un nivel profundo ya que es una acción espiritual, que por demás, no sólo hace felices a las partes, es decir, a ti y a los que te rodean, sino que la visión de felicidad que poseemos se transforma al sentirla en piel ajena y se convierte en un escudo protector ante los hechos desagradables de la vida. ¡Empieza por las personas que tienes más cerca: tu familia, amigos, pareja, comunidad!

Vive más desde el alma, que no importe tanto tener fortuna o al menos no importe más que la espiritualidad, porque la verdadera satisfacción y felicidad viene de dentro, de tener el espíritu pleno de alegría y optimismo. 

Apreciar las pequeñas cosas que nos proporcionan grandes placeres. ¿Cuáles? Pues todas aquellas que nos dibujen sonrisas en el rostro y nos dejen esa inmensa sensación de bienestar como: ojear un álbum de antiguas fotografías, planificar un nuevo proyecto, bañarnos en el aguacero, disfrutar un paseo o vacaciones en familia, tomar una deliciosa taza de café, un buen libro, un chapuzón en el mar, observar la lluvia caer e infinitas opciones más. Y, ¡permite siempre que la vida te sorprenda!

En resumen…, que ser feliz no es una utopía. Que tu actitud tiene mucho que ver con que te sientas feliz y que no depende de cosas que están fuera de nosotros, sino en nuestro interior. Que es necesario tener en cuenta al otro y que es una realidad alcanzable, porque puede construirse con base en los sentimientos de hermandad, sensibilidad, amabilidad, amor. Es posible ser feliz… y conveniente.  

Por: Leticia Pastorrecio González (Psicóloga de la Dirección de Comunicación de la UC)

One Response

  1. Maravillosa! informacion valiosa para mejorar nuestra vida. Gracias.

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