El Asalto al Palacio Presidencial: la audaz jornada que desafía el tiempo

La tensión en las calles se sentía constantemente, Santiago de Cuba vivía la clandestinidad en cada paso por sus calientes avenidas y en La Habana se gestaba la Revolución en los comentarios de los vecinos. Papeletas, mitines, bombas… todo avizoraba que un gran movimiento se gestaba. Batista seguía en la encrucijada de que nada pasaba en Palacio y en sus cárceles se torturaba un pueblo por sospechas de actividades revolucionarias.
La Universidad se erigió epicentro. La sangre de Mella, aquel que murió por la Revolución, sirvió de acicate para los universitarios que hacían del brazo armado de la FEU, el Directorio Revolucionario. El plan era sencillo, pero muy audaz: asaltar el Palacio Presidencial para ajusticiar a Batista y desencadenar un levantamiento popular.
Desde dos frentes, dos acciones simultáneas: concretar el Asalto al Palacio Presidencial y tomar la emisora Radio Reloj. Un objetivo, eliminar a Batista y anunciar su muerte al pueblo y movilizarlo hacia una gran huelga revolucionaria.
No sabemos si el líder de esta gesta, José Antonio Echeverría, reunía las fuerzas para acometer tal acción de la alegría de sus días natales en Cárdenas, en los planos de sus estudios de Arquitectura o en el abrazo de su novia y sus amigos. Tampoco los 50 jóvenes insurgentes que, disfrazados con uniformes militares, llegaron al Palacio Presidencial aquella tarde del 13 de marzo de 1957.
En minutos superaron a los guardias y avanzaron hacia el despacho del dictador, pero este huyó a pisos superiores alertado por el tiroteo. En el aire, la noticia prematura de una euforia efímera: ¨iPueblo de Cuba! iEn estos momentos acaba de ser ajusticiado revolucionariamente el dictador Fulgencio Batista!¨.
Brutal fue la respuesta militar a tamaña hazaña. Uno a uno cayeron en el Palacio los atacantes, superados en número y armamento. El régimen desató una cacería. Echeverría, al salir de la radio, fue emboscado cerca de la Universidad de La Habana. Su cadáver, tendido en plena calle, simbolizó el fin de un grito de dignidad.
Han pasado años de aquella hazaña frustrada, y sus protagonistas nos hablan desde la escalinata, desde placas con sus nombres, desde las paredes del Palacio, desde una grabación inmortal. Aunque no lograron su objetivo, su gesta alimentó el fuego que culminaría el 1ro de enero de 1959. La valentía y caos al que por minutos llevaron los universitarios a un país, nos reflejan una historia donde la FEU ha sido protagonista de su tiempo.
Por: Laura Marian Bacallao Padrón
#CubaViveEnSuHistoria #EducacionSuperior #UniversidadCubana efemérides Historia uccuba