En primera línea: Raydel y un parque solar con energía universitaria

Durante casi dos meses, un grupo de estudiantes de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Camagüey participaron activamente en la instalación del parque solar fotovoltaico Luaces, ubicado en el municipio de Vertientes e inaugurado el pasado 17 de mayo.
Raydel Ballagas Ortiz, uno de los jóvenes involucrados, relata cómo se integró al proyecto: “El jefe de departamento de la carrera convocó a un grupo de estudiantes de cuarto año para que ayudáramos. En un inicio, se seleccionaron 10 estudiantes; después se nos incorporó otro para trabajar allá y realizar las labores que fueran necesarias”. La convocatoria, impulsada por la Facultad de Electromecánica, fue respondida con rapidez y compromiso, aunque el desafío técnico era evidente: “Teníamos cierto conocimiento teórico acerca del tema, pero en la parte práctica nos limitábamos a visitas a parques ya montados, como el 13 de Agosto, ubicado en la circunvalación”.
La inexperiencia inicial no opacó el entusiasmo del grupo. Para Raydel, la labor en las 28 hectáreas del parque fue una experiencia formativa: “A pesar del esfuerzo físico y la exposición al sol, fue una oportunidad novedosa y a gran escala. Conectamos casi 20,000 paneles y realizamos tareas que incluso técnicos con 30 años de experiencia no habían hecho, como soldaduras exotérmicas. También fortalecimos relaciones con la empresa Copextel”.
El parque, que actualmente aporta 21.8 megawatts al Sistema Electroenergético Nacional durante su pico de generación (de 11:00 a.m. a 2:00 p.m.), requirió un esfuerzo meticuloso. Raydel detalla parte de su trabajo: “Extendimos manualmente el cable de puesta a tierra alrededor de toda la zona perimetral. Realizamos soldaduras para conectar ramales de cable a cada lámpara y fila de paneles. Además, canalizamos conductores eléctricos en tuberías de PVC, lo que implicó trabajar en zanjas y mover mucho material”.
El ritmo fue exhaustivo. “Caminábamos entre 20 y 25 kilómetros diarios desenredando cables. Conectar los paneles tampoco fue sencillo: trabajamos en cuclillas, bajo las mesas, colocando bridas con paciencia”, explica. Aunque simultáneamente preparaban sus tesis de grado —la de Raydel se centra en el estudio de transformadores—, el balance fue positivo: “Cuando terminas el día y miras atrás, ves campos y campos de paneles avanzados en una jornada. Tras un mes, la escala del progreso es abrumadora”.
El parque Luaces es solo el primero de tres proyectos similares previstos en la provincia. Para Raydel, aunque estos esfuerzos puedan parecer insuficientes ante la demanda energética actual, su valor radica en el aprendizaje colectivo: “Es ciencia en tiempo real para el desarrollo del país”.
En la inauguración del parque, el legado de estos futuros ingenieros quedó claro: combinan teoría y práctica para impulsar la transición hacia energías renovables. Como bien señaló José Martí, hacen las cosas buenas “porque sí y sin llamar al universo para que lo vea a uno pasar”.