Acciones de valor eterno

Acciones de valor eterno

30 noviembre, 2021 Noticias 0

Por: Osleydis Pérez Ferriel

El levantamiento armado del Movimiento 26 de Julio en Santiago de Cuba el 30 de noviembre de 1956, en apoyo a la fecha prevista del desembarco de los expedicionarios del Granma, cumple este año su 65 aniversario.Ese día el pueblo santiaguero se vistió de verde olivo y muchos de sus hijos salieron armados para combatir las fuerzas del dictador Fulgencio Batista, y desviar la atención sobre la zona donde debía producirse el desembarco para que Fidel Castro y sus hombres pudieran llegar a la Sierra Maestra.

Desde mediados del mes de noviembre, Frank había explicado a los jefes de grupo del Movimiento los objetivos de la acción en Santiago: cercar el Moncada, para neutralizar las tropas acantonadas allí; y acopiar armas, para lo cual se atacaría a la Policía Marítima, a la Nacional y se asaltaría una ferretería en la Plaza Dolores. Según varios testimonios, se generalizó el intercambio de opiniones y se aceptó como fecha del desembarco el 30 de noviembre.

En otros lugares del territorio nacional también se combatió, hubo levantamientos en Nicaro (donde mataron a Rafael Orejón), Palma, Guantánamo. En Puerto Padre, Raúl Castro Mercader, Paco Cabrera y otros tomaron un cuartel de la Guardia Rural, ocuparon las armas y se alzaron. Hubo acciones aisladas en Las Tunas, Baire, Manzanillo, Pinar del Río, incendios a servicentros en Cienfuegos y Camagüey, ocupación de armas en Santa Clara, sabotajes a vías férreas y telefónicas en varios municipios matanceros. En La Habana, a pesar de problemas organizativos y de dirección que imposibilitaron una coordinada respuesta combativa, un comando incendió la fábrica de espejos de Almendares y Lugareño.

En el central azucarero “Ermita” hubo un levantamiento encabezado por Julio Camacho Aguilera, se tomó el cuartel y se capturaron armas. Los revolucionarios incendiaron un puente cerca de Belona, descarrilaron un tren en la vía hacia Manantiales e inutilizaron el pequeño aeropuerto que estaba cerca del ingenio. Durante varios días mantuvieron en agitación la zona y si no crearon un foco guerrillero por allí, fue por la precisa orientación de Frank País de no mantener ningún tipo de guerrilla hasta que la de Fidel se hubiera fortalecido.

Sobre las acciones del 30 de Noviembre, el propio Fidel precisó en 1959: «El Movimiento tenía instrucciones de esperar nuestro desembarco para iniciar la acción revolucionaria en la ciudad de Santiago de Cuba. Nosotros desembarcaríamos por la zona de Niquero y el Movimiento tendría la tarea de respaldar nuestro desembarco. Ciertamente que las instrucciones eran esperar primero nuestra llegada».

Sobre el alzamiento, relataría Frank :

“La ciudad amaneció bajo un tiroteo general. Armas de todos los calibres vomitaban fuego y metralla. Alarmas y sirenazos de los bomberos, del Cuartel Moncada, de la Marina. Ruido de aviones volando a baja altura. Incendios en toda la ciudad. El Ejército Revolucionario dominaba las calles y el ejército de Batista pretendiendo arrebatarle ese dominio. Los gritos de nuestros compañeros, secundados por el pueblo, y mil indescriptibles sucesos y emociones distintas. La población entera de Santiago, enardecida y aliada a los revolucionarios, cooperó unánimemente con nosotros. Cuidaba a los heridos, escondía a los hombres armados, guardaba las armas y los uniformes de los perseguidos; nos alentaba, nos prestaba las casas y vigilaba el lugar, avisándonos de los movimientos del ejército. Era hermoso el espectáculo de un pueblo cooperando con toda valentía en los momentos más difíciles de la lucha.”

La veterana luchadora Gloria Cuadras narra cómo amaneció Santiago aquel día:

«Todos nos asomamos al corredor, los autos de los muchachos pasaban gritando ¡Abajo Batista!, ¡Viva Cuba libre!, y yo decía: Pero Frank, ¿qué es esto?, y los vecinos gritaban también. Entonces vimos a Pepito Tey —aseguró Taras Domitro—, quien en la máquina delantera sacaba su brazo vestido de verde olivo con el brazalete rojo y negro del 26 de Julio, lo levantó con el fusil empuñado y su grito de ¡Viva Cuba libre!, fue coreado por los combatientes que le acompañaban. Frank no se pudo contener y contestó con las mismas palabras.»

Luego al recordar el momento de la retirada la heroína comento:

«Frank ordenó la retirada disciplinadamente, ordenadamente, y nos retiramos con mucha serenidad. Las dos cosas que más me impresionaron ese día, la primera, ver a Frank, su cara, la felicidad que reflejaba al ponerse el uniforme verde olivo. Me impresionó también la serenidad y el valor de Haydée Santamaría, de Taras Domitro y de Vilma Espín, quienes, con los camiones del ejército en las calles, iban llevando y sacando las armas. En casa de una doctora, llegaron y las descargaron, con los camiones del ejército en las calles, llenos de guardias. Eso me impresionó, salvando las armas, pensando en que las teníamos que utilizar próximamente. La fe y seguridad en que pronto volveríamos a actuar.»

Vilma Espín también rememora el momento de la retirada:

«Fue celebrada una reunión en la que se discutieron los inconvenientes de ir a la montaña y se vieron los distintos puntos de posible acceso. Finalmente se decidió que no iríamos, pues si Fidel hasta ese momento no había desembarcado, luego iba a ser mucho más difícil establecer contacto con él. Además, era necesario mantener viva la lucha en la ciudad.»

Enrique Ermuz habla sobre la lucha que mantuvo un grupo de jóvenes desde el Instituto de Segunda:

«Cuando empezó el tiroteo, se acercó para ayudarnos un niño de unos 12 años. Le dijimos que se fuera porque lo iban a matar y él contestaba: ¿Cómo voy a irme? ¿No están combatiendo ustedes? Yo también soy combatiente. Recuerdo que la cinta era de lona y cuando yo la suspendía para tirarle a los aviones, se caían las balas. Entonces el niño me las recogía y se las iba poniendo de nuevo a la cinta. Aparecieron tres jóvenes, que no conocíamos como miembros de ninguno de los grupos del Movimiento, insistieron en que les diéramos armas para pelear, yo le di un rifle a cada uno y se fueron conmigo a la azotea. Y pelearon duro y con valentía.»

Tomado de bohemia.cu

 

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