Cuando la dedicación entra por la cocina

Cuando la dedicación entra por la cocina

1 marzo, 2019 Noticias 0

Siempre risueña y bromeando con sus compañeros se entrega por completo a una labor que nunca le ha impedido ser esa buena madre y esposa que se espera de una mujer.

Cándida Varona Pérez, quien también fue tía de beca, ahora es cocinera en uno de los comedores de la sede “José Martí” de la Universidad de Camagüey “Ignacio Agramonte y Loynaz”, y en esas funciones ha dedicado 34 años de su vida al servicio de la institución, sin jamás descuidar las tareas que le esperan en casa.

Para ella trabajar, incluso en las noches, no supone un problema, aún cuando diariamente surgen imprevistos en el hogar que requieren especial atención.

“Yo trabajo en la cocina de la universidad hace 20 años pues comencé por el “El Hotelito” en esas labores, era complicado pues debía trabajar cuatro días semanales y tenía tres hijas pequeñas que cuidar. Luego de la unificación me trasladé hasta la cocina y como mis hijas ya son grandes he tenido más tiempo para desarrollarme aquí”, dice con un orgullo casi imperceptible, escondiendo las manos tras el delantal manchado de comida.

“Trabajo un día sí y uno no, cuando llego a casa mi esposo tiene la comida y mi baño preparados, yo solo debo fregar y dejar todo listo. Además limpio, lavo y hago de todo para al otro día incorporarme a trabajar. Mis hijas también me ayudan muchísimo”.

Esta señora es un ejemplo de fortaleza, una persona que sin quejarse en lo absoluto, divide su mente y capacidad física para ser buena cocinera y atender a su familia; ella es alguien que ve la vida como un regalo y siempre agradece la ayuda de sus seres queridos.

Tanta dedicación no puede ser en vano, a lo largo de su extensa vida profesional ha sido una trabajadora destacada y durante tres años vanguardia nacional.

“A todas las mujeres les digo que es necesario planificarse, tratar de resolver los problemas y llevar ambas cosas a la vez, pues todo requiere dedicación y eso sí es posible”, esas son sus últimas palabras, un consejo de una madre, esposa, trabajadora y, sobre todo, una singular luchadora.

Texto y foto: Annia Cardoza Linares (estudiante de Periodismo)

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