Miguel Caldés: la huella que marcó al pueblo camagüeyano

Han pasado 19 años desde que aquella fatídica madrugada del 4 de diciembre, arrancara de forma repentina la vida del joven y talentoso pelotero camagüeyano Miguel Caldés Luis. El dolor de la familia del deporte de Camagüey se acrecienta y casi dos décadas después, aún cuesta creer lo sucedido y cuesta no emocionarse con el dolor de su madre, flagelada entre lágrimas delante de su bóveda.

Como cada año, el Consejo de Peñas Deportivas de la provincia realizó un emotivo homenaje a este símbolo del deporte cubano, quien se convirtiera en uno de los artífices del título olímpico de Cuba en la cita de los cinco aros de Atlanta 1996. La Universidad de Camagüey se unió a este digno reconocimiento con la presencia de varios integrantes de su Peña Deportiva “Ignacio Agramonte Loynaz”.

La ceremonia incluyó una peregrinación de glorias del deporte e integrantes de las distintas peñas de la provincia desde el parque Agramonte hasta el Cementerio General de la urbe principeña, donde se realizó un acto para reconocer la vida y carrera deportiva del nacido en el municipio Bolivia, actualmente provincia de Ciego de Ávila.

Asimismo, en nombre del movimiento deportivo camagüeyano, el presidente del movimiento de peñas deportivas de la provincia entregó a Enisia Luis, madre de Caldés, un cuadro con la fotografía del inolvidable pelotero.

Sus familiares, amigos y amantes al béisbol, no olvidaremos nunca la huella de aquel joven sencillo, cuya partida física tuvo gran repercusión en su pueblo, a quien supo ganarse con su carisma, su naturalidad y sobre todo con la entrega por su camiseta, la de Camagüey.

Texto y Fotos: Enmanuel A. Santos Rodríguez (Estudiante de Periodismo)