Dedicación, disciplina y determinación para alcanzar el éxito

Lograr nuestras metas no siempre es fácil, pero… ¡sí que vale la pena! Determinar nuestros propósitos en la vida es un poderoso primer paso en la dirección correcta, pero no debemos olvidar que es sólo eso, un primer paso. En la sección anterior abordamos el tema, pero en esta oportunidad, pretendemos reflexionar sobre otro aspecto fundamental a tener en cuenta para que nuestros deseos se hagan realidad.
Se ajustan y aplican a TODO, cualesquieran sean nuestros proyectos. Se denominan las tres D’ s del éxito. Quizás algunos conozcan a qué nos referimos, y hasta hayan investigado un poco al respecto, pero si no es así, no hay problema, porque es nuestro propósito que lo hagan.
Dedicación – Disciplina – Determinación: son cualidades positivas de los seres humanos que, sin dudas, ¡harán la diferencia!
Dedicación es sinónimo de trabajo duro, entrega, esfuerzo, consagración, responsabilidad. Es una actitud positiva. Para lograr con éxito cualquier proyecto en la vida, debemos dedicarnos a ello, ser constantes y no perder el enfoque. Implica la utilización efectiva de nuestro tiempo, es decir, ocupar el tiempo en la realización de alguna actividad que nos conduzca al logro de nuestros propósitos. Supone la atención y el empeño personal que imprimimos a la ejecución de un proyecto o meta para que el mismo se materialice.
Disciplina comprendida en tanto la formación del carácter y la personalidad, sin invalidar el significado genuino de disciplina académica o científica. La disciplina, así entendida, alude a la extensión de los criterios de comportamiento que nos permiten decidir sobre lo que es mejor para la propia vida. Es la capacidad de actuar ordenada y perseverantemente para conseguir una meta. Responde al sentido de concentración, dedicación, rigor, diligencia, entrenamiento y formación de hábitos para saber reconocer los deberes propios y actuar en consecuencia. Abarca a la vida misma, lo que traducido significa que es inherente a todos los aspectos y espacios de desarrollo de los seres humanos, y exige un orden para poder lograr más rápidamente los objetivos deseados.
Determinación es la cualidad de una persona de ser determinada, que demanda ciertas características y/o actitudes positivas como: resolución, audacia, valentía, iniciativa, decisión. Ello requiere establecer definiciones y conceptos de vida por los cuales nos dirigiremos, los que, a su vez, forman parte de nuestras propias decisiones porque producen un convencimiento de lo que debemos hacer. Uno de los elementos a destacar de esta cualidad es el no estar conforme de aceptar ciertas situaciones y/o estados en la vida que traen como resultado insatisfacción y, asimismo, se transforman en cierta forma de estímulos, que nos llevan a provocar cambios para mejorar y alcanzar nuestros objetivos. La determinación involucra fijar, enfocarnos y perseverar para alcanzar nuestras metas, sean a corto o largo plazo.
Cierto es que la motivación nos da ese impulso inicial para comenzar el camino, esa energía para perseguir nuestros sueños, pero son la dedicación, la disciplina y la determinación las que nos permiten persistir y continuar cuando aparecen obstáculos y las circunstancias se tornen complicadas, difíciles.
Es importante tener en cuenta que las cosas realmente valiosas, no son “idea hoy y realidad mañana”, sino que son un proceso, por lo que debemos centrarnos en eso, en ir de poco a poco y paso y paso, haciendo lo que corresponde, de buenas, malas, mejores y peores; las ideas filosóficas de Gandhi, enmarcadas en una compleja comprensión de la humanidad, así lo describen: “Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa”.
Cuando determinamos el camino a recorrer y sabemos que estamos en la dirección correcta, sólo resta dar el primer paso y armarnos con estas poderosas herramientas para conseguir nuestros objetivos en la vida. ¿Cómo? Lo primero es tener un adecuado conocimiento de nosotros mismos para poder identificar si poseemos o no estas cualidades. Sí?! Perfecto, sólo debemos reforzarlas. No?! No es motivo para derrumbarse. Éstas se consideran además, actitudes ante la vida, las que a su vez, son susceptibles de modificarse, transformarse y reforzarse de diferentes formas, como toda variable que interviene en la regulación del comportamiento humano, porque las fuentes de decisión, las pautas de acción y las normas del obrar, están dadas por el propio ser, por cada uno de nosotros y por la praxis (la práctica)cotidiana misma, en resumen, por la propia vida.
Esfuérzate día a día. En cada jornada pueden presentarse desafíos y retos a superar, lecciones que aprender, errores que cometer, pero la dedicación, hacer un esfuerzo adicional y la voluntad de continuar, nos permitirá mantener el rumbo y llegar a la meta. “El que la sigue, la consigue”, como se suele decir popularmente.
Apasiónate y persevera. Para conseguir nuestros objetivos debemos realmente querer alcanzarlos, estar motivados. Supondrá invertir mucho tiempo, poner toda nuestra atención y persistir para que estos se hagan realidad. Es un largo camino y es normal que nos estanquemos, incluso cuando más cerca estemos de la meta, pero vale la pena luchar intensamente por algo en lo que creemos y que nos produce ilusión.
La magia sucede fuera de nuestra zona de confort. Albert Einstein dijo que si continuamos haciendo las cosas como siempre las hemos hecho, obtendremos los mismos resultados. Cuando adoptamos una determinada creencia sobre nosotros mismos, nuestras decisiones y acciones se alinean en esa dirección. Por esta razón, si queremos lograr algo y lo deseamos con todas nuestras fuerzas, debemos abandonar nuestra zona de confort y evolucionar, saltar los “muros” o barreras mentales (muchas de las cuales hemos creado propiamente nosotros); eliminando viejos esquemas y formas de actuar, y procediendo ordenada y disciplinadamente, ya que nuestras actitudes y comportamientos determinarán nuestro crecimiento personal, que asimismo se desplegará a todos los ámbitos de nuestra vida.
Mucho mejor con una razón personal. Cuando le imprimimos a los proyectos nuestras verdaderas motivaciones, más probabilidades tendremos de no desistir en el camino. Los motivos que rigen nuestras acciones son personales y únicos, si sabemos identificarlos bien (el por qué realmente queremos lograr una x meta), nuestro éxito será certero.
Determina las causas del por qué fallas y… elabora un plan. Esto sólo se logra si tenemos un alto grado de autocontrol y, por supuesto, un buen autoconocimiento de nuestros límites y capacidades. ¿Qué momentos requieren que guardemos más disciplina?, ¿cuándo nos es más difícil ser constantes?, son algunas de las interrogantes que debemos hacernos. Teniendo claridad de esto, podremos adoptar conductas guiadas por decisiones mucho más oportunas y trazarnos un mejor plan de acción, que nos permita convertir nuestros propósitos en verdad.
Aprende que las dificultades siempre existirán, lo importante es la manera en que las enfrentamos y superamos. NO excluye que sintamos miedo, que caigamos o fracasemos alguna que otra vez, que vivamos situaciones complicadas, siempre que aprendamos de ellas, resistamos, seamos constantes y nos aferremos con energía al futuro, trabajando duro para hacer realidad las propias metas. Sólo por eso, ya estaremos muy por delante de quienes ni siquiera lo han intentado.
TODO, absoluta e indefectiblemente todo depende de nuestras acciones, por eso recordemos que somos los arquitectos de nuestras propias vidas, que siempre podremos hacer algunos cambios y dar un giro de 180º, porque podemos decidir cuándo y cómo modelar nuestras actitudes. La dedicación, la disciplina y la determinación serán nuestras mejores aliadas para conseguir nuestras metas y triunfar en la vida. Ya tienes la llave, ahora es momento de abrir esas puertas que nos conducirán al éxito. Ello es posible… y conveniente.
Por: Leticia Pastorrecio