Al Che
Recorriste América en motocicleta en tu ímpetu de descubridor, y conociste del hambre y del frío de quienes no tienen nada, ni la tierra que pisan, intentaste aliviar su enfermedad, sentiste su dolor y vibraste ante la injusticia. Así decidiste tu destino:definitivo, determinante: tu camino junto a los pobres por sus derechos, tu lucha contra los opresores por la justicia y la libertad.
Hoy te recordamos eternamente vivo en tu obra y tus ideales e intentamos acercarnos a ti, al hombre que fuiste y al que creías debíamos ser.
La Cuba de hoy no solo precisa recordarte sino retomar tus enseñanzas. El país que construimos nació también de tus hazañas como líder guerrillero y de tus aportes a la economía, al desarrollo y al socialismo.
Argentina te vio nacer pero Cuba es tu otra patria. Por el Congo igualmente derramaste sudor y sangre. En Bolivia te capturaron herido, en la Quebrada del Yuro y forzaron tu adios aquel 9 de octubre de 1967, en que fuiste vilmente asesinado.
Cuanto aún quedaba por hacer, cuanto podrías haber hecho en favor de las causas justas. Pero te temían y por eso se ensañaron y escondieron tu cuerpo. Sin embargo no pudieron evitar que te buscáramos y siguiéramos tu ejemplo.
En el Memorial construido en tu nombre en Villa Clara te haces tangible a nuestros ojos junto a tus compañer os de la guerrilla boliviana, mientras la llama que ilumina el panteón nos recuerda tu luz como faro de América.
Es dificil aquilatar tanta grandeza, incluso llegar a comprenderte totalmente. A los hombres como tú no es posible develarlos del todo solo podemos seguirlos porque se lo han ganado por la fuerza de su brazo, del corazón y de las ideas.
Por: Adary Rodríguez Pérez
