Aprender a gestionar las emociones: una valiosa herramienta para la vida

Aprender a gestionar las emociones: una valiosa herramienta para la vida

11 octubre, 2023 Cuéntanos Leti 0

Identificar, comprender y expresar nuestras emociones, es decir, saber qué sentimos y cómo lo sentimos no es tarea fácil, pues no se nos enseñó qué son las emociones o cómo podemos identificarlas.

Ninguna asignatura versó sobre lo que son las emociones, desde su manifestación y causalidad neurofisiológica, hasta cómo se experimentan, expresan e interpretan en y desde los distintos ámbitos de desarrollo de los seres humanos.

Sumado a ello, en el contexto familiar, en el que se ofrece un modelo de vida para aprender a vivir en sociedad, construir bienestar y felicidad compartidos, la educación emocional constituye una materia pendiente. En general, se tiende a ocultar o camuflar aquellos acontecimientos o situaciones que pudieran afectar y hacer daño a los pequeños o a algún otro miembro dentro del núcleo familiar, _las emociones entre las primeras_, bajo el “engañoso” velo de la protección, el clásico “para que no sufran”, desaprovechando estos valiosos espacios para que aprendamos a gestionar nuestras emociones, como pieza fundamental dentro del proceso de desarrollo personal.

Lo cierto es que, cada día más, van en crecida algunos comportamientos de violencia, embarazo precoz, depresión, ansiedad, trastornos en la alimentación y el sueño, desmotivación, abandono escolar y familiar, etc., que, visiblemente, indican una irrupción de los impulsos y la carente formación en habilidades socioemocionales, que contribuyen a una participación eficaz de los seres humanos en los múltiples contextos sociales en los que nos desarrollamos y, consecuentemente, nos permiten tener una mejor calidad de vida.

Sabemos que, además de seres sociales, somos seres emocionales. Tenemos la necesidad de expresar y compartir nuestras creencias, nuestros valores, nuestros sueños, incluso nuestros deseos más personales, y para ello necesitamos poder contar con personas que nos entiendan y comprendan a nivel emocional. Pero cuando se trata de nosotros mismos, la cosa cambia, así como cambia en la interrelación con los otros, lo que se traduce en ser capaces de comprendernos y comprender a los demás, que no es tarea fácil, como bien señalamos al comienzo.

Esto pasa porque contamos con escasas habilidades de conciencia emocional, regulación emocional, autonomía emocional, competencias socioemocionales y competencias para la vida y el bienestar necesarias para comprender, expresar y regular de forma apropiada los fenómenos emocionales y sus efectos e interrelación y, en interrelación, con los espacios de convivencia y de relaciones interpersonales.

Ya de adultos, ¿no podemos hacer nada? Por supuesto que SÍ.

Lo primero es concientizar la importancia que tiene poder reconocer y conectarnos con lo que sentimos y entender que todas las emociones tienen un valor y una enseñanza, especialmente las negativas. Gestionar nuestras propias emociones, nos permitirá comprender mejor a los otros, porque podremos empatizar con lo que sienten y desarrollar habilidades para regular las propias, ya que estas constituyen gestoras de bienestar.

En este sentido, potenciar capacidades asociadas a la conciencia y a la regulación emocional es fundamental.

Ser conscientes de las emociones para entender mejor la relación entre razón y emoción, implica conocer las propias emociones, lo que nos apasiona, nos enfurece, nos provoca alejamiento o encontrarnos con nuestro verdadero ser; y conforme ganemos en autoconocimiento, podremos identificar las emociones de los demás.

Para ello es vital que nombremos el sentimiento o emoción que experimentamos y, de esta manera, poder distinguir qué motivo o situación la causa, los pensamientos que esta nos evoca, evaluar su intensidad e identificar las acciones o comportamientos que se derivan de la misma.

Expresar lo que sentimos, en voz alta, es decir, reconocer para nosotros mismos y ante los otros (un amigo cercano, la pareja, un familiar) lo que sentimos, sin lugar a dudas, nos permitirá tener un mayor control sobre la propia emoción, y evitará que esta nos desborde y lleguemos a comportamientos extremos como los antes mencionados.

Es importante que no nos sintamos culpables de sentir una u otra emoción porque, como ya mencionamos, todas las emociones tienen un valor y una enseñanza. El reconocimiento de cada emoción en particular nos permitirá reunir los recursos personales y las herramientas necesarias para su gestión.

Saber regularnos emocionalmente para poder dar una respuesta apropiada a las emociones que experimentamos, consiste en establecer un equilibrio entre la expresión y la supresión de nuestras emociones.

No hay que reprimir o disimular las emociones, sino darles el valor que se merecen y la pertinente cabida dentro de nuestro día a día. Cada emoción nos aporta algo, una experiencia, una enseñanza, un aprendizaje, por lo que aprender a extraer este  mensaje es esencial.

En este orden, juegan un papel fundamental los niveles de tolerancia a la frustración, la regulación de la ira, la capacidad para tomar decisiones, la asertividad (decir lo que toca en el momento oportuno, a la persona adecuada y en el lugar correcto).

Cada persona es diferente. Expresamos y manejamos nuestras emociones de forma distinta. Por ello, es importante que identifiquemos la mejor manera de canalizar las mismas, principalmente las negativas.

  • Algunas de las actividades que se sugieren son: escuchar música, ir a algún lugar tranquilo, descargarnos con un saco de boxeo o en el gimnasio, caminar o bailar descalzos, etc.
  • Tampoco rechaces el valor de llorar o gritar. Si lo consideras oportuno, ¿por qué no?
  • Hablar de lo que sientes tiene un mérito superior, máxime y mejor si es con alguien que te conoce y aprecia bien.
  • La capacidad para escuchar a los demás, de observar cómo manejan sus emociones y de sentir empatía respecto de las mismas, es también un poderoso apoyo para ser capaces de comprender nuestras propias emociones y una excelente manera para aprender a expresarlas de una manera productiva.
  • Y por supuesto, no declines la posibilidad de buscar ayuda especializada si sientes que alguna emoción o situación te supera.

Finalmente, insistimos en que entrar en una emoción es muy fácil, pero el verdadero reto está en aprender a gestionarla de forma acertada, para fortalecernos y conducirnos en nuestro día a día más eficientemente. En definitiva, para ser personas que exploran en todo su esplendor su tesoro emocional.

Sirvan estos consejos a modo de guía u orientación inicial en la gestión de sus emociones.

Por: Leticia Pastorrecio González, psicóloga de la Dirección de Comunicación Institucional (UC)

 

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