Falta de concentración e hiperactividad. Estrategias para la vida diaria

Falta de concentración e hiperactividad. Estrategias para la vida diaria

25 octubre, 2023 Cuéntanos Leti 0

¿Te cuesta planificar actividades con antelación? ¿No logras enfocarte en una sola tarea o acabar una ya iniciada? ¿Te sientes inquieto y te dejas llevar fácilmente por los impulsos? ¿Te cuesta retener una información? ¿Son estos comportamientos habituales en ti?

En adición, ¿podrás leer este texto completo sin perder el hilo conductor? De no ser así, ¿cuánto tiempo pasará para que cambies de pestaña, pases a hacer scroll en el celular o te levantes del asiento y te pongas a hacer otra cosa?

No es para sentirte culpable, tampoco es para alarmarse ni mucho menos, pero puede que haya algún problema de salud psicológica. Puede ser que sufras un trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) o puede que otros factores o causas estén incidiendo en la aparición de estos síntomas, como: estrés, insomnio, trastornos del estado de ánimo, ansiedad, depresión, abuso de sustancias (psicofármacos, drogas, alcohol), algunas afecciones o enfermedades físicas, etc. Inclusive, podemos estar en presencia de características estables (rasgos) de la personalidad, que no constituyen un problema de salud, en tanto no afecten el normal desarrollo del sujeto en los distintos contextos (personal, familiar, escolar, laboral, de relaciones interpersonales y social) en los que se da este.

De hecho, si estos comportamientos se producen en momentos puntuales o bajo circunstancias específicas en la vida, se consideran dentro de la normalidad, sin existir problema de salud alguno.

Pero, ¡atención! Si has presentado dificultades de concentración, impulsividad, inquietud y organización a lo largo de la vida, podrías padecer un TDAH.

En pocas palabras, ¿qué es el trastorno por déficit de atención e hiperactividad?

El trastorno por déficit de atención e hiperactividad es una condición que comprende una combinación de problemas persistentes como: dificultad para prestar atención, hiperactividad y conducta impulsiva, es decir, es una afección que hace que sea extraordinariamente difícil concentrarse en las tareas, prestar atención, estarse quietos y controlar los impulsos o comportamientos impulsivos.

En los niños puede manifestarse, principalmente, con predominio de comportamientos de falta de atención, preponderar las conductas hiperactivas e impulsivas, o presentar una combinación de ambos; lo cual puede causarles muchas dificultades en la escuela y en el hogar. En los jóvenes y adultos, el TDAH conlleva a relaciones inestables, deficiente desempeño en el trabajo o en los estudios, baja autoestima, entre otros problemas, e implica mayor dificultad para alcanzar ciertos objetivos que para otras personas.

¿Cómo distinguir entre un comportamiento propio y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad?

Casi todos _para no pecar de absolutista_ hemos experimentado síntomas similares a los que comprenden el trastorno por déficit de atención e hiperactividad en algún momento de nuestras vidas, por lo que, como ya se ha referido, si las dificultades son recientes o sólo han ocurrido de forma ocasional, es probable que no sea TDAH. Éste solo se diagnostica cuando los síntomas son lo suficientemente graves y persistentes como para causar problemas continuos en más de un área de la vida. Y únicamente, especialistas de las disciplinas Psiquiatría y Psicología, pueden dictaminar un diagnóstico de TDAH, de manera que la primera y más importante recomendación es que se consulte a un experto. ¿Cuándo? Pues cuando varios síntomas de los que expondremos a continuación, interfieran u obstaculicen continuamente tu vida diaria.

¿Qué manifestaciones del trastorno experimentan los jóvenes y los adultos?

Los jóvenes y adultos con TDAH pueden presentar:

  • Dificultades para concentrarse (se distraen con facilidad y, en consecuencia, cometen errores por descuido, por lo que las tareas cotidianas pueden resultarles en extremo difíciles)
  • Desorganización y problemas para establecer prioridades (lo cual puede originar que no cumplan con fechas límite de entrega de trabajos o proyectos y se olviden de la fecha de los exámenes, las citas, reuniones o encuentros sociales con amigos, la pareja, etc., pierden las cosas, son olvidadizos). Popularmente se les califica como despistados.
  • Escasas habilidades para administrar el tiempo y escasa planificación (tienen dificultades para planificarse, para iniciar y completar las tareas, y determinar el orden de las cosas que tienen que hacer)
  • Problemas para concentrarse en una tarea y para realizar múltiples tareas a la vez (pierden la atención y, por ende, se les dificulta seguir las instrucciones)
  • Impulsividad o incapacidad para controlar los impulsos (actúan sin pensar, se caracterizan por su falta de control y escasa o nula autorregulación emocional y comportamental)
  • Actividad excesiva o inquietud e impaciencia extrema (se muestran inquietos, impacientes, o hacen muchos movimientos corporales, en adición, tienen dificultades para quedarse tranquilos en un sitio o esperar su turno en una fila o “cola”, al conducir con mucho tránsito, etc.)
  • Habla constante y dificultades en la comunicación con los otros (hablan desmedidamente o “más de la cuenta”, a veces innecesariamente, interrumpen en exceso a los demás, contestan abruptamente antes de escuchar las preguntas y tienen dificultad para escuchar con atención cuando se les habla directamente)
  • Cambios del estado de ánimo y el humor frecuentes y repentinos (pueden mostrar un arrebato de ira y al poco tiempo mostrarse tristes o angustiados)

Además, pueden tener baja tolerancia a la frustración y problemas para enfrentar el estrés.

Reconocer estos síntomas es un paso importante para poder “encender las alarmas” que nos conduzcan a buscar la ayuda de un especialista. Es importante que conozcas que, como mínimo, cinco síntomas persistentes de falta de atención e hiperactividad-impulsividad están presentes en la juventud y la edad adulta, los cuales pueden expresarse de forma leve, moderada o grave. Y estos deben manifestarse en dos o más contextos de desarrollo del ser humano (el trabajo o la escuela, el hogar, las relaciones de amistad, etc.) e interferir o reducir significativamente, el rendimiento escolar, el desempeño laboral, las relaciones sociales, en fin, la calidad de vida y el bienestar físico y psicológico de las personas.

¿Qué hacer, cómo ayudarse a sí mismo?

Primeramente, te recordamos que el trastorno por déficit de atención e hiperactividad es una enfermedad y, como tal, requiere tratamiento para mitigar sus efectos en la salud y el bienestar personal. El TDAH puede tratarse con medicación. La psicoterapia y el apoyo y la orientación psicológicos, también pueden ayudar a las personas que padecen este trastorno a enfrentar mejor los desafíos y tareas del día a día. Por separado o una combinación de estos, son los tratamientos más eficaces. Y es claro que sólo pueden ser administrados y/o aplicados por psicólogos y psiquiatras especializados en el diagnóstico y atención de este tipo de afecciones.

Sin embargo, existen algunas estrategias que pueden ayudarte a controlar los síntomas:

  • Puedes emplear las técnicas de gestión del tiempo, las cuales permiten mejorar la concentración, ya que proporcionan herramientas y métodos para llevar un registro de las actividades importantes, gestionar el entorno y limitar las distracciones, de forma que no resulte todo un reto cumplir con las obligaciones diarias.
  • Practicar ejercicios físicos o algún deporte con regularidad, especial y particularmente, cuando te sientas muy inquieto, excitado y activo.
  • Tomar descansos cuando estés haciendo alguna actividad. Esto te puede ayudar a concentrarte mejor cuando retomes la tarea. Principalmente si eres estudiante, y te sientes en exceso inquieto mientras estás en el aula o haciendo los deberes escolares, es importante que tomes descansos a menudo, te levantes y muevas del lugar brevemente, antes de volver a la actividad. Para ello, es necesario que te apoyes en tus profesores, les comuniques tu padecimiento, y así estos te puedan ayudar a planificarte, organizarte y a hacer lo que sea mejor para ti.
  • Apagar el teléfono o desactivar las notificaciones del móvil cuando estés haciendo los deberes o durante tareas prolongadas, como preparar informes o revisar trabajos extensos. Puede parecer sencillo, pero esto puede ayudarte a limitar las distracciones (considera la posibilidad de utilizar el modo silencioso o de avión).
  • Alimentarte de manera saludable y a horas regulares, y dormir lo suficiente (intenta hacer un autoapagón de las pantallas al menos 1 hora antes de acostarte, para que puedas dormir las 8 horas necesarias, lo que contribuirá a que tengas una mejor atención y control de tu comportamiento).
  • Comunicarte con otras personas, especialmente con aquellas que apoyan y comprenden los retos que enfrentas por tener este trastorno. Es importante que los otros conozcan cómo te sientes y lo que te pasa, sólo así podrán convertirse en una importante fuente de apoyo.
  • Tomar los medicamentos de acuerdo con las indicaciones médicas, tal cual, así como cumplir con todas las orientaciones del especialista que te atienda.
  • Evitar el consumo de alcohol, tabaco y drogas.

Aprender a gestionar el TDAH es algo que requiere tiempo, más si se diagnostica en la juventud o edad adulta, por lo que te recomendamos informarte sobre tu padecimiento y seguir las recomendaciones propuestas.

Por: Leticia Pastorrecio González, psicóloga de la Dirección de Comunicación Institucional (UC)

 

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