El desarrollo territorial visto mediante la identidad cultural

El desarrollo territorial visto mediante la identidad cultural

31 mayo, 2022 Noticias 0

Junio es un mes de fiestas. Antes de su llegada ya se respira…o se piensa en color esperanza, en festivo, en grupos, en diversión, aunque el contexto pandémico nos haya alterado los ritmos. Es que este mes trae la bendición del carnaval, del San Juan que, para alegría de algunos y nostalgia de otros, hace del Camagüey un ajiaco de bienvenida y un alegre entierro para despedir las fiestas.

En tiempos donde los emprendimientos, los diversos actores económicos y las nuevas modalidades de producción toman la delantera en el acontecer nacional, resulta imprescindible saber qué potencialidades tienen nuestras prácticas culturales. Asimismo, ver en la identidad cultural un recurso esencial en el proceso de gestión del desarrollo territorial, facilita la percepción del conjunto del sistema local y le brinda unidad y coherencia a este proceso.

De acuerdo con la MSc. Maydelin Annerys Olazabal Arrabal, en su investigación La identidad cultural como recurso local y su integración a la gestión del desarrollo territorial, esta abarca de forma diversa, heterogénea y dinámica las fuentes que en general no se deben obviar cuando se trata de entenderlo -a la identidad cultural como concepto- en un contexto local o regional y sus articulaciones complejas.

“Por tanto, en el contexto camagüeyano, la identidad cultural se debe entender en primer lugar en toda la extensión, interrelación y diversidad de componentes que forman parte de los procesos socio-históricos de la región. En su cultura productiva, bien sea pecuaria, agrícola, pesquera, industrial o minera, casi siempre asociada a los entornos naturales llanos, costeros, rurales que la caracterizan”, explica.

¿Qué beneficios representa vincular la identidad cultural con el desarrollo local?

El desarrollo local es un modelo centrado en el territorio como agente de transformación, por ello es relevante reconocer y aprovechar las capacidades que puedan provenir de diversas fuentes, dentro y fuera del mismo, pero sobre todo de las que puedan generar con sus propios recursos. Con ello se persigue la transformación del sistema productivo local, su diversificación, competitividad, el crecimiento de la producción, la mejoría del nivel de vida de la población, el empleo local y el fomento de la cultura emprendedora, entre otros.

Por su parte la identidad cultural es un recurso diverso (en su variedad de expresiones) y específico (en su relación con el grupo o territorio que representa). Tiene sus bases en el acervo cultural afectivo, práctico, cognitivo, valorativo y comunicativo de una sociedad, localidad o grupo, es decir, en ella se conjugan sentimientos, prácticas, conocimientos, valoraciones y normas lingüísticas con un sentido y un significado cultural compartido para quienes lo producen y portan. La misma se manifiesta en conductas, símbolos, valores, hábitos, habilidades prácticas y tipos de conocimiento producidos bajo diversas circunstancias  que son transmitidos, reproducidos o transformados por el grupo portador.

Este acervo cultural compartido que los distingue y diferencia del resto, funciona como mecanismo sicosocial de cohesión social, sentido de pertenencia y proactividad. Además, funge como mecanismo práctico de eficacia comunicativa, desarrollo armónico de actividades conjuntas y producción de respuestas a problemas cotidianos en el entorno local como bases de emprendimiento y creatividad.

Son varios los ejemplos que exponen su utilidad en la creación de nuevos productos y servicios, su encadenamiento a sectores como el turismo rural o de ciudad, la innovación en base a especificidades culturales, el diseño de estrategias de promoción de productos y servicios y otras acciones que permiten diversificar la base productiva local, alcanzar niveles de especialización, calidad, competitividad y generar exportaciones, así como crear empleos, mejorar la calidad de vida en áreas rurales,  revitalizar imágenes, simbologías, costumbres tradicionales y revalorizar el patrimonio local.

Todos estos aspectos de una u otra forma tributan al alcance de objetivos y metas del desarrollo local y constituyen referentes dentro de la planificación territorial, de cuánto pudiera beneficiar la integración de la identidad cultural a la gestión del desarrollo.

¿Cuáles son las principales trabas a la hora de asumir este enfoque?

Sin dudas existen brechas tanto teóricas, metodológicas como prácticas, que pueden convertirse en trabas que dificulta en ocasiones el análisis de la identidad cultural en el marco de la planificación del desarrollo.

A pesar del esfuerzo de múltiples instituciones, sectores e investigadores a nivel global por proyectar el debate de la cultura para el desarrollo, varios autores reconocen que históricamente existe dificultad para distinguir los aspectos funcionales, constitutivos e instrumentales de la cultura para el desarrollo. Esto provoca que se soslayen las relaciones directas entre prácticas económicas y rasgos culturales, la infrahistoria de la vida cotidiana y sus relaciones con las prácticas productivas y estrategias colectivas de supervivencia, memoria popular e identidades culturales, entre otras cuestiones.

Dada su naturaleza intangible, la dificultad de apreciar y objetivar la identidad cultural como recurso endógeno, en ocasiones, ha reducido, distorsionado u omitido su reconocimiento y evaluación en el marco de las Estrategias de Desarrollo Municipal y por tanto su integración a políticas públicas, objetivos estratégicos, programas y acciones.

Esto conlleva a que se haga más evidente y frecuente su articulación a proyectos socioculturales y su subutilización en el logro de otros objetivos estratégicos municipales de igual interés. Por ejemplo, el fomento del desarrollo productivo y la innovación, que junto a la primera modalidad también permiten sostener y enriquecer la diversidad y creatividad cultura, además de ampliar la capacidad de participación local para el desarrollo.

La Política para el Fomento del Desarrollo Local en Cuba antes mencionada, orienta a través del diagnóstico sociocultural el reconocimiento de la diversidad de patrones culturales de las localidades y los municipios, las unidades sociales y de participación local en el proceso de toma de decisiones y promueve la compatibilidad cultural en el diseño de los proyectos de desarrollo.

Cuando se evalúa la factibilidad social de un proyecto, a nivel identitario se chequean aspectos como la revitalización, comprensión y consideración de costumbres, hábitos, prácticas culturales, saberes, formas de hacer, la diversidad del patrimonio natural y construido, los sentidos y valores culturales, como una manera de reconocer o modelar la necesidad de no obviar en su diseño la dimensión cultural del desarrollo.

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