Superar el miedo para ayudar a los demás

Superar el miedo para ayudar a los demás

23 marzo, 2021 Noticias 0

No nos conocemos personalmente, pero me consta que es de esos que no echan atrás. Es de las personas que van a lo directo, que no andan con rodeos y que son cumplidoras por naturaleza. Su voz suena a madurez certificada, a expensas de sus 27 años.

Osdel Ramón Guerra Rosabal, estudiante de primer año en la especialidad de Entrenamiento Deportivo, carrera de Ciclo Corto de la Universidad de Camagüey (UC) “Ignacio Agramonte Loynaz, no dudó jamás cuando le preguntaron si se ofrecería como colaborador en uno de los centros de aislamiento situados en la universidad agramontina:

Brindo mi disponibilidad mediante los grupos de WhatsApp. Unos profesores pusieron que buscaban alumnos dispuestos a trabajar en los centros de aislamiento. Al otro día de proponerme, recibí una llamada del decano. Le dije que de inmediato podría incorporarme a ayudar en esa tarea, y al otro día me vinieron a recoger a la casa, junto con otra profesora, Daniuska Peña Castillo, también del Fajardo.

Nos trasladaron a la sede pedagógica y nos incorporamos ahí, en un área destinada para eso. Nos recibió el doctor Miguel. Nos entregó los utensilios, la ropa, y todo lo que íbamos a necesitar durante la estancia allí. Cuando entramos, nos dimos cuenta de que eran varios los que estaban ahí: muchachos de Cultura, personal de Medicina…

Luego explicaron cómo serían los horarios, las tareas, indicaciones, todo al pie de la letra para que no hubiera confusiones, ni problemas, pues estaríamos trabajando en una zona muy peligrosa, donde a diario están saliendo casos positivos. De más está decir que debíamos extremar todas las medidas de seguridad, nosotros que no teníamos experiencia. Ellos [trabajadores de la salud] se encargaron a las mil maravillas.

-¿Cuál era tu función allí?

-La tarea que nos dieron fue la de facilitadores. Teníamos que llevarles los alimentos a las habitaciones a los pacientes, pues deben permanecer dentro de ellas, para evitar el contagio. Los hacíamos, en 6 ocasiones, desde las 8:00am hasta las 8:00pm.

“También teníamos que recoger la basura de cada piso, fumigarla y sacarla de nuestra área, para que el camión de los desechos se la llevara. Lo hacíamos así para que no hubiese ningún tipo de contagio y para evitar cualquier complicación. Fumigábamos también las habitaciones. En la que hubiese un caso positivo, teníamos que hacerlo tomando siempre las medidas de seguridad como la correcta vestimenta. Además, cuando llegaba un transporte con pacientes los instalábamos en sus respectivas habitaciones.

“Teníamos destinado para nosotros el segundo piso del edificio porque en el resto  había pacientes. Dormíamos 2 o 3 en una habitación. Estaba todo perfecto, con todas las condiciones creadas. Nos encargábamos de la limpieza de nuestras habitaciones y cumplíamos con las medidas de higiene. La estancia, a pesar del contexto, fue agradable, siempre nos ayudábamos entre todos, para facilitar el trabajo”.

-Cuéntame algo difícil de olvidar…

-Estando allá adentro, nos tocó pasar el Día de la Mujer y fuimos a hacerle una pequeña actividad a las féminas que estaban laborando con nosotros en el centro de aislamiento, con la ayuda del doctor Miguel, al frente de la Zona Roja ahí en la sede José Martí. Nos ayudó a montar una pequeña actividad e hicimos que las damas pasaran un día agradable, y, por lo menos en el confinamiento, resaltar su trabajo, una pieza fundamental de esta tarea. Esa jornada los hombres nos repartimos el trabajo para que ellas no hicieran nada en todo el día. La pasamos bien, nos divertimos, reímos bastante.

-¿No tuviste miedo de contagiarte?

-Obvio que el miedo al contagio siempre existe, porque al estar en una zona de tanto riesgo, donde estás en contacto directo con sospechas de casos confirmados, con personas que tuvieron contacto directo con los positivos, es evidente el pánico a enfermarse, pero estábamos ahí. Ya habíamos dado el paso y eso significaba que ya tenías el compromiso de cumplir con la misión. Además de la obligación como ser humano, ante todo, como cubano, de ayudarnos a nosotros mismos: si no nos ayudamos entre nosotros, creo que no podremos salir de esta situación difícil.

“Si uno toma todas las medidas, se cuida y usa correctamente el vestuario, los aditamentos, el riesgo es mínimo. Si tomas las medidas, te proteges y proteges a los demás, porque al contagiarte tú existe el riesgo de contagiar a más personas y entonces la cadena nunca se corta.

“El tema de la ropa era sencillo: cada vez que entrabas a la zona donde estaban los confinados, entrabas con una vestimenta nueva, que la entrega la encargada del ropero. Y cuando terminabas, llegabas a la zona donde te cambiabas, alejada de los dormitorios. Desechábamos toda esa ropa en bolsas negras y a diario venía un camión a recogerlas para la desinfección”.

-¿Qué aprendiste?

-Muchas cosas. Demasiadas, diría yo. Creo que la más importante que aprendí fue trabajar en equipo, porque si no lo haces, cuando estás pasando por una situación tan delicada como esta, no se resuelven los problemas.

“Adquirí conocimientos sobre sanidad y cooperación, aunque, ante todo, aprendí a ser más humano. Solo el hecho de estar ahí, brindando mi apoyo incondicional, aportando mi granito de arena para erradicar la COVID-19 en Cuba, eso me hace sentirme mejor persona de lo que era. Creo que, si todos nos concientizamos y damos nuestro apoyo de la manera en que pueda cada quien, lograremos erradicar la pandemia, y podremos retomar nuestras vidas cotidianas.

“Las personas más cercanas a mí, mi familia, mis amigos, se sorprendieron. Soy cocinero de profesión, no tengo nada que ver con la medicina, pero les dije que estaba seguro de lo que estaba haciendo: “quiero ayudar y quiero dar mi paso al frente”. Creo que todos los que podamos deberíamos colaborar, porque, como ya dije, si no nos ayudamos nosotros mismos, no podremos acabar con esto. Muchos me dijeron que estaba loco y yo que no, que solo quería ayudar… Quiero sentirme importante para la sociedad y esa es mi manera de demostrarlo”

-¿Qué fue lo que más te marcó?

-Superar el miedo: al principio tenía miedo al contagio y lo superé. Ahora estoy más preparado para la vida. Siento que esto me ha brindado una experiencia increíble. Ahora pa’lante, a ayudar con lo que sea.

“Estoy en casa, estudiando, haciendo los trabajos pendientes de cuando estuve ahí. Aquí estoy, cuidándome y a los míos. Tego una señora mayor en la casa, pero si me necesitan de nuevo, no dudaré en cumplir con la tarea una vez más. Estaré encantado: ayudar a los demás es una tarea muy bonita.

“Es mi forma de ser, creo, la que me hace ser así. Vale mucho la educación que me dieron cuando era un niño, principalmente, mi abuelo. Él fue combatiente y estoy muy orgulloso de lo que me enseñó, de todos los valores que me inculcó para la vida. Eso es lo que me hace ser la persona que soy hoy y lo que me impulsó a dar el paso al frente, recordando que él también lo dio en su momento, siendo un joven también, cuando luchó por esta Revolución. Considero que es lo mínimo que podía hacer ahora que el país lo necesita tanto”.

Por: Osleydis Pérez Ferriel

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