Paz y justicia, para empezar

Paz y justicia, para empezar

17 diciembre, 2021 Noticias 0

Este ha sido un año duro. No cabe duda. Ha sido un año de pruebas climáticas, sanitarias, psicológicas… La vida en pandemia, los tropiezos, percances e inconvenientes se hacen sentir cuando reflexionamos en cómo hemos actuado durante estos 12 meses.

No obstante, un término emerge, persistente, por lo necesario, cada vez que se analiza el devenir de las personas, grupos y naciones: la sostenibilidad, o, mejor dicho, el desarrollo sostenible. Pero, ¿qué es?

El desarrollo sostenible se ha definido como el capaz de satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades. Este concepto, acuñado en 2015 por todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas, surgió a partir de la creación de 17 Objetivos como parte de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. En ella se establece un plan para alcanzar los Objetivos en 15 años.

Para desarrollarnos de esta forma es preciso aunar esfuerzos, concentrados en edificar un futuro inclusivo, sostenible y resiliente para las personas y el planeta. Es fundamental armonizar tres elementos básicos: el crecimiento económico, la inclusión social y la protección del medio ambiente. Estos elementos están interrelacionados y son todos esenciales para el bienestar de las personas y las sociedades.

Aunque en diversas naciones se evidencian progresos, las medidas encaminadas a lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) todavía no avanzan a la velocidad ni en la escala necesarias. Este es un llamado universal a la acción para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y mejorar las vidas y las perspectivas de las personas en todo el mundo.

Dado que quedan menos de diez años para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en la Cumbre sobre los ODS celebrada en septiembre de 2019, los líderes mundiales solicitaron un decenio de acción y resultados en favor del desarrollo sostenible, y prometieron movilizar la financiación, mejorar la aplicación a nivel nacional y reforzar las instituciones para lograr los Objetivos en la fecha prevista, el año 2030, sin dejar a nadie atrás.

Como parte de las acciones para concientizar al mundo acerca de cuánto urge cumplir estos Objetivos en el plazo previsto, la Organización de Naciones Unidas destina cada mes a un ODS específico. Este diciembre está dedicado al número 16: Paz, justicia e instituciones sólidas.

Este Objetivo busca promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar el acceso a la justicia para todos y crear instituciones eficaces, responsables e inclusivas a todos los niveles. Las personas de todo el mundo no deben tener temor a ninguna forma de violencia y tienen que sentirse seguras a lo largo de su vida, independientemente de su origen étnico, religión u orientación sexual.

A fin de avanzar en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, necesitamos instituciones públicas eficaces e inclusivas que puedan proporcionar educación y asistencia sanitaria de calidad, aplicar políticas económicas justas y brindar una protección inclusiva del medio ambiente.

Para lograr la paz, la justicia y la inclusión, es importante que los gobiernos, la sociedad civil y las comunidades trabajen juntos para poner en práctica soluciones duraderas que reduzcan la violencia, hagan justicia, combatan eficazmente la corrupción y garanticen en todo momento la participación inclusiva. La libertad para expresar las propias opiniones, en privado y en público, debe estar garantizada. Las personas deben poder participar en el proceso de adopción de las decisiones que afectan a sus vidas. Las leyes y las políticas deben aplicarse sin ningún tipo de discriminación; y las controversias deben resolverse mediante sistemas de justicia y política que funcionen bien.

Por otra parte, las instituciones nacionales y locales deben rendir cuentas y tienen que prestar servicios básicos a las familias y las comunidades de manera equitativa y sin necesidad de sobornos.

Ahora, ¿de qué modo afecta este objetivo en cada localidad? Los delitos que amenazan los cimientos de las sociedades pacíficas, incluidos los homicidios, la trata y otros tipos de delincuencia organizada, así como las leyes o las prácticas discriminatorias, afectan a todos los países. Incluso las democracias más consolidadas del mundo se enfrentan a enormes dificultades en su lucha contra la corrupción, la delincuencia y las violaciones de los derechos humanos en sus propios países. 

No tomar medidas cuanto antes tiene un severo costo. La violencia, en todas sus formas, tiene un efecto generalizado en las sociedades. La violencia afecta a la salud, el desarrollo y el bienestar de los niños, así como a su capacidad para prosperar. Además, provoca traumas y debilita la inclusión social.

La falta de acceso a la justicia implica que los conflictos quedan sin resolver y que las personas no pueden obtener ni protección ni reparación. Las instituciones que no funcionan con arreglo a la ley son propensas a la arbitrariedad y al abuso de poder, y tienen menos capacidad para prestar servicios públicos para todos. La exclusión y la discriminación no solo violan los derechos humanos, sino que también causan resentimiento y animosidad, y pueden provocar actos de violencia, círculo vicioso que, ya instaurado, es difícil de romper.

¿Qué podemos hacer?

Entre las acciones que podemos realizar -sí, porque hay que actuar, con acciones reales, con interés y con cohesión- está el interesarnos conscientemente por la actuación de nuestro gobierno, cada persona en su nación. También podemos concienciar a nuestra propia comunidad sobre la realidad de la violencia y sobre la importancia de construir sociedades pacíficas y justas, y determinar de qué manera podemos contribuir a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en nuestra vida cotidiana.

Un elemento importante es ejercer nuestro derecho a exigir que los funcionarios electos rindan cuentas de su actuación, algo que podemos aprovechar mejor en las rendiciones de cuentas del delegado a sus electores, y que evidencia que el trabajo en la comunidad es siempre la base del desarrollo local. Practicar el derecho a la libertad de información y compartir opiniones con los representantes electos funciona y aporta mejores ideas.

Pensar con empatía, es decir, tratar de ponerse en el lugar de los demás, o tratar de entender la otredad es una excelente vía para impulsar el cambio. Promover la inclusión y el respeto hacia las personas de diferente procedencia, origen étnico, religión, género, orientación sexual u opinión es apremiante para lograr paz y justicia.

Juntos podemos ayudar a mejorar las condiciones para lograr una vida digna para todos. Con una primera acción se empieza.

Por: Osleydis Pérez Ferriel

Fuente: Sitio web de las Naciones Unidas.

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