Agramonte: siempre al frente de la caballería del Camagüey
Existe entre los habitantes de Camagüey una sintonía especial cuando se habla de su historia, de sus raíces, de su cultura. El 11 de mayo es uno de esos días en que el orgullo del terruño se enciende al recordar a El Mayor, a quien hoy homenajeamos en el aniversario de su partida física.
Nadie como él supo llevar el peso de la urbe principeña y el rol decisivo de la misma, en aras del ideal de independencia de la patria. Ignacio Agramonte, “diamante con alma de beso”; su brillo trasciende desde aquella caballería camagüeyana hasta nuestros días.
Su espíritu de compañero excepcional lo convidó a organizar el valioso rescate al brigadier Julio Sanguily, acción que pasó a la historia por la intransigencia de “El Mayor” y un grupo de 35 hombres, convencidos de liberar al joven y tomar un impulso moral válido para las filas cubanas.
En la Asamblea de Guáimaro encontramos al Agramonte patriota íntegro. El anhelo de lograr unidad entre las regiones en lucha y promover criterios en torno a la primera Constitución cubana, demostraron que su liderazgo trascendía a la llanura camagüeyana. Que una Cuba libre y unida era su más auténtico anhelo.
Su muerte fue un golpe irreparable para las tropas de la Isla. Basta recordar al Generalísimo Máximo Gómez, que al referirse a la caída en combate de “El Mayor” refirió: “Cuba perdió a uno de sus más esforzados hijos y el Ejército a uno de sus más entendidos y valientes soldados.”
Nuestra Universidad de Camagüey se enorgullece de llevar su nombre como el más auténtico símbolo de identidad. Hoy recordamos su partida física, pero en cada estudiante y trabajador de este centro de altos estudios, deslumbra el brillo del Agramonte entregado a Cuba; del Agramonte que siempre estuvo al frente de la caballería.
Por: Enmanuel A. Santos Rodríguez
