Habilidades socioemocionales: claves para lograr el éxito

Habilidades socioemocionales: claves para lograr el éxito

12 abril, 2023 Noticias 0

Inteligencia emocional, gestión del tiempo, competencias comunicativas, asertividad, trabajo en equipo, ética profesional, adaptabilidad, habilidades para la resolución de conflictos,… ¿Te son familiares estos términos? Seguramente sí, pero ¿conoces a qué responden? La respuesta es a las habilidades no cognitivas o socioemocionales, _también llamadas habilidades blandas_, a las que pretendemos te acerques hoy.

Contrario a las habilidades cognitivas o habilidades duras, enseñables, obtenidas mediante la educación, capacitación, certificaciones y experiencia profesional; las habilidades socioemocionales constituyen patrones de pensamientos, sentimientos y comportamientos no vinculados a la esfera cognitiva, sumado con una combinación de capacidades, destrezas, características personológicas y actitudes, que, asimismo, son “herramientas de vida”, porque resultan imprescindibles para la participación eficaz de los seres humanos en los múltiples contextos sociales en los que nos desarrollamos.

Las mencionadas son sólo algunos ejemplos, pero muchas más conforman el paquete de habilidades sociales e interpersonales, subjetivas por su formación y en su proyección (la forma en que interactuamos y nos relacionamos con los otros). Un punto a su favor es que las podemos aprender y desarrollar con el tiempo, a lo largo de nuestra vida, en tanto no constituyen características (rasgos) estables, fijas de la personalidad, sino que son demostraciones conductuales determinadas por las diversas condiciones situacionales (contexto), y su formación depende en alta medida de la interacción entre ambas esferas de desarrollo del sujeto, personal y situacional.

Juzgamos oportuno un breve acercamiento a las habilidades socioemocionales mencionadas, por considerarlas ineludibles para nuestro desarrollo, aunque pudiera dedicárseles una sección a cada una de ellas en lo particular.

Inteligencia emocional concibe, en esencia, la integración de los tres niveles de funcionamiento humano (cognitivo, psicológico y afectivo). Las personas emocionalmente inteligentes poseen, en mayor o menor grado, una serie de competencias más intrínsecamente relacionadas con los rasgos de personalidad, asimismo, desarrollan habilidades para reconocer y reflexionar sobre sus emociones, para resolver dificultades desde y a partir de sus sentimientos. Para que se entienda más claramente, una persona que ha sido injuriada puede sentir ira; pero si esa persona es capaz de reconocer este sentimiento, las diversas reacciones que puede asumir ante el insulto y regular su respuesta emocional y conductual, entonces estamos en presencia de una persona inteligente emocionalmente.

Inherentes a la inteligencia emocional encontramos características pilares del desarrollo humano: la capacidad de ser empáticos (de sentir desde el rol del otro), de perseverar en el empeño pese a los posibles obstáculos y frustraciones, de controlar nuestros impulsos y regular nuestros estados de ánimo, de evitar sentimientos de angustia que puedan interferir en nuestras facultades racionales, de expresar sincera y agradablemente nuestros sentimientos, permitiéndonos actuar en defensa de nuestros derechos y nuestros propios intereses a la vez que respetamos los derechos de los demás, o sea, de ser asertivos.

Por asertividad se entiende entonces la capacidad de expresar nuestros pensamientos, sentimientos y deseos con la absoluta confianza en su valor y conciencia de nuestro derecho a tenerlos y expresarlos. Es aprender a decir de forma gentil y educadamente lo que queremos expresar, en el momento y lugar oportunos, “decir NO cuando deseamos decir no, decir quiero x cosa porque sencillamente lo quiero, hacer lo que queremos hacer”, por supuesto, sin que ello menoscabe los derechos de los otros; esto nos librará de malestares y frustraciones en el futuro, que únicamente contribuirán a la incomunicación.

Las competencias comunicativas, por tanto, constituyen habilidades con un alto valor para el desarrollo integral del ser humano, ya que si no sabemos comunicarnos con los demás, de qué servirían los conocimientos, la formación académica, el intelecto. Éstas nos permiten integrarnos socialmente, lograr metas propias y comunes. Una escucha activa, expresar y acoger ideas, críticas, puntos de vista y opiniones diferentes en sentido positivo, una retroalimentación constructiva, saber disculparse cuando se ha cometido una falta, decisivamente son habilidades que nos abrirán muchas puertas.

En extremo valiosas resultan las habilidades en gestión del tiempo, porque posibilitan emplear sabiamente este recurso en función de sacarle el mayor provecho posible y en consecuencia, ser más productivos. Relacionadas con la gestión del tiempo tenemos: el manejo de las situaciones estresantes, la organización de nuestras horas, la planificación (estableciendo un orden de prioridades), la definición de propósitos y metas; subhabilidades esenciales para nuestro desarrollo.

La ética profesional se instituye como una competencia vital, y es grandemente apreciada en los escenarios laborales, porque implica la mejora de la convivencia en el colectivo de trabajo, en tanto interactúan valores como: la responsabilidad, el compromiso, el profesionalismo, la disciplina, el sentido de pertenencia, la honestidad y el respeto mutuo entre compañeros.

Otra competencia importante en cualquier ámbito de desarrollo, es la habilidad para resolver conflictos. Ello implica saber actuar de manera proactiva, ser creativos a la hora de generar posibles soluciones a los problemas, mantener una mente abierta y conocer métodos para gestionar el estrés, todo lo cual supone, sin lugar a dudas, tener “a la mano” una gran herramienta de vida.

Adaptabilidad comprende flexibilidad conductual. Es el proceso mediante el cual el sujeto demuestra cuánto puede aceptar los cambios y adaptarse a estos. Ello requiere modificar patrones de comportamiento preestablecidos y ajustarlos a las nuevas condiciones imperantes en el entorno; de manera que nos referimos a la capacidad intelectual y emocional de hacer frente a las demandas del medio a partir de una conducta inteligente y adaptada a la situación. La capacidad de adaptación es una de las habilidades socioemocionales claves para lograr con éxito todas nuestras metas, si tenemos en cuenta que la vida se encuentra en constante cambio y esto, de hecho, es una constante. La automotivación, la autogestión, el optimismo, la capacidad de análisis y la reflexión, son habilidades asociadas con la adaptabilidad.

Efectivas y poderosas devienen las habilidades para el trabajo en grupo. ¿Has escuchado alguna vez cuánto peso puede cargar una hormiga? La respuesta es entre 10 y 50 veces su peso, algunas especies incluso son capaces de levantar hasta 100 veces su propio peso, pero esta cifra se multiplica cuando se agrupan. La colaboración, coordinación, mediación, gestión y resolución de los problemas, son habilidades imprescindibles que se originan del trabajo en equipo. Potenciar esta competencia puede elevar a un escalafón superior el desarrollo personal de los miembros del grupo, porque cada quien, en su interrelación con los demás, se nutre y aporta talento, aptitudes, ideas, capacidades, e implica un mayor aprovechamiento del talento colectivo.

¿Encuentras oportuno desarrollar estas y otras competencias socioemocionales? Presumo que las consideres más que pertinentes en el sentido de alcanzar el éxito en la vida y para nuestro bienestar. Si no es así, te exponemos que disímiles estudios le atribuyen a la inteligencia emocional y las demás habilidades socioemocionales implicaciones en: la satisfacción personal, la autoestima, el autocontrol emocional, la salud mental y física, el éxito en los estudios, el desempeño profesional, el liderazgo efectivo, el afrontamiento de las situaciones de estrés, la disminución del nivel de agresividad en las organizaciones, el establecimiento de relaciones interpersonales (de amistad, familiares, de pareja, con los compañeros de trabajo) más satisfactorias, la convivencia en comunidad, entre muchas otras.

Se impone entonces la pregunta: ¿se pueden desarrollar las habilidades socioemocionales? No es sencillo pero sí. Como ya habíamos señalado, estas competencias _y en adición las conductas que derivan de las mismas_, no son características fijas de la personalidad. Dicho esto, SÍ es posible adquirir nuevas habilidades y potenciar otras, sólo que ello dependerá mucho del desarrollo personal de cada quien, requerirá de nuestros recursos personales, psicológicos, subordinados a la práctica de la voluntad, del autocontrol y la regulación conscientes, del autoconocimiento, del saber y actuar consecuentemente. Si pensamos que estas características pueden ser trabajadas, desarrolladas, habremos dado un primer paso. Además, demandará de tiempo, no son habilidades que puedan desarrollarse en un día o una semana.

¿Cómo desarrollar y mejorar nuestras habilidades socioemocionales?

La mejor manera es a través de la experiencia, el entrenamiento adecuado y la práctica… mucha práctica.

A continuación, te proponemos algunas vías:

1. Ábrete a la retroalimentación: es un paso importantísimo si queremos sincera y realmente potenciar nuestras competencias socioemocionales. Cuando nos abrimos a las críticas _ por supuesto constructivas _, a las recomendaciones para mejorar en algún aspecto, nos entrenamos y capacitamos para recibir aún más estos comentarios y emplear dicha información en nuestro beneficio, para nuestro desarrollo personal.

2. Comunícate siempre, en todo momento y contexto, comparte tus ideas, criterios, deseos, sentimientos, de esta manera potenciamos que nuestras habilidades comunicativas sean más completas, asimismo contribuimos a la mejora de nuestras habilidades interpersonales.

3. Construye relaciones positivas, en todos los ámbitos de socialización (familiar, relación de pareja, amigos, en el trabajo, la comunidad). El desarrollo de muchas habilidades socioemocionales depende en gran medida de las relaciones que establecemos en la vida, porque surgen de la propia interacción con los otros y actúan como especie de feedback, aportando a nuestro crecimiento personal.

4. Sal de tu zona de confort. Es en extremo valioso siempre que se desee mejorar o conseguir algo. Las mismas prácticas tendrán similares resultados, por lo que un nuevo entorno, nuevas responsabilidades, otras maneras de hacer, nos plantearán retos que, a su vez, nos permitirán ganar nuevas competencias.

5. ¡Listo para aprender! tanto de tus éxitos como de los contratiempos. Toda experiencia y situación trae consigo un aprendizaje. Aprópiate de él y conviértelo en una oportunidad para desarrollar nuevas habilidades.

6. Observa a los demás en su proceso individual y también en su desarrollo en colectividad. Es una de las formas más eficaces para desarrollar y/o mejorar las competencias socioemocionales propias. Desde la distancia se ve todo con mayor claridad _como se suele decir popularmente_, por lo que, con la observación de los otros, de cómo se conducen en determinadas situaciones, cómo desarrollan una x tarea, cómo interactúan con los demás, podremos descubrir qué habilidades poseen, cuáles son válidas para una u otra labor, o cuáles operan mejor en un determinado escenario, y hacer un balance o comparación con las propias, “a modo de espejo”, de manera que podamos incorporar nuevas o mejorar nuestras propias habilidades.

Por: Leticia Pastorrecio González, psicóloga de la Dirección de Comunicación Institucional (UC)

 

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